Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN]

LXII: Intuición Sombría.

Septiembre 1.
Ethan.

Ya comienza a sentirse la helada brisa que anuncia la llegada del otoño, muchas hojas de los árboles ya se han empezado a caer, parece que se adelantará este año, pues generalmente comienzan a verse estos climas a finales del mes. Hoy en especial hay mucho viento, tuve que venir con un abrigo afelpado a la escuela, no soporté el frío.

—¡Mmm! Amo los batidos de arándanos.—comenta Kayla sentada a mi lado, recostada a mí para ser específico, con su batido en mano—Qué suerte que me dió tiempo de comprarlo.

Sopla una ráfaga de viento y los tres nos estremecemos de frío.

—Chicos, deberíamos regresar adentro de la escuela.—sugiere Dylan con la voz temblorosa. Nos encontramos en el patio, sentados bajo el gran árbol.

—Sí, concuerdo contigo.—responde Kayla, sus labios tiritan.

Regresamos al interior de la escuela y nos dirigimos a nuestro salón, aún nos quedan varios minutos de receso, pero está más cálido el ambiente aquí dentro.

Kayla suelta un suspiro de alivio, sentándose sobre su silla.

—Oigan, chicos.—llama Dylan—Los veré en un rato, ¿de acuerdo? Tengo unas cosas que hacer.

Kayla y yo fruncimos el ceño, ella se cruza de brazos.

—Dylan, ¿qué tanto haces siempre que te desapareces?—cuestiona.

Lo veo tragar saliva.

—N-no es nada. Sólo son unos asuntos personales.—se excusa, el nerviosismo claro en su voz.

Kayla arquea una ceja.

—¿Asuntos personales?—cuestiona—Dylan, ¿desde cuándo hay secretos entre nosotros? Somos tus amigos, ¿no confías acaso?

Él bufa.

—No es que no confíe en ustedes, es sólo que aún no me siento seguro de decirles.

Recargo mis codos sobre mi escritorio.

—¿Nos dirás que eres Spectro?—cuestiono con seriedad.

—¿Qué? ¡No! Obvio que no soy Spectro, no tiene sentido lo que acabas de decir.—refuta un poco molesto por mi insinuación.

Me encojo de hombros.

—De hecho sí lo tiene, porque a menos que sea eso, no veo qué otra cosa podría ser tan mala como para no contárnoslo.—me cruzo de brazos, él vuelve a bufar.

—Prometo que se los contaré, ¿de acuerdo? Sólo que no justo ahora.—y dicho eso sale del salón, dejándonos con las palabras en la boca.

Frunzo el ceño.

—Actúa muy raro, ¿no crees?—habla Kayla, me encojo de hombros como respuesta—¿Lo seguimos?

Suspiro pensando.

—No lo sé, sus razones tendrá para no decirnos nada. Talvez sólo debamos darle tiempo.—le aconsejo, ella me mira unos segundos y niega con su cabeza.

—No, definitivamente hay que seguirlo.—alega y se levanta de la silla, camina en dirección a la puerta.

—Espera, Kayla...—voy tras ella y la detengo tomándola con gentileza del brazo, antes de que cruce la puerta—No lo fuerces, a ti tampoco te gustaría que te obligáramos a contarnos algo tuyo.

Ella se voltea hacia mí.

—Ethan, yo no les oculto nada.—refuta.

Suelto el agarre y me cruzo de brazos.