XLVIII: ¿Secretos?

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Junio, 16.
2:30 pm.
Dylan.

Ya se tardó mucho, ¿será que no piensa venir?

Me preocupo, pues hace media hora debía de haber llegado Taylor y aún no hay rastro de ella.

A petición de Ethan, me puse de acuerdo con Taylor para reunirnos y conversar, él en serio está preocupado de no poder arreglar las cosas con ella y pues somos amigos, tenía que hacerle el favor. Pero esta preciosa niña no colabora, está treinta minutos atrasada.

Comienzo a desesperar y bufo con aburrimiento buscándola con la mirada.

—¿Buscas a alguien?—escucho esa vocecita tierna venir de la dirección opuesta a la que estoy mirando y de inmediato volteo a verla.

—¡Hasta que apareces, cariño! Ya me había preocupado.—me pongo de pie para saludarla con un abrazo.

—Sí, lo siento, tuve que hacer unas cosas antes de venir y olvidé avisarte.—se disculpa.

Asiento como respuesta.

—Está bien, Taylor cariño. Ven, siéntate.—regreso a la banca y palmeo con suavidad el espacio a mi lado, ella toma asiento al instante.

—Bueno y... ¿para qué nos reunimos exactamente?—cuestiona ella.

Me encojo de hombros.

—Pues para hablar, querida, tenemos varios días sin vernos, quiero saber qué has hecho estos días.—respondo con sinceridad.

Ella asiente.

—Está bien. De hecho si tengo algunas cosas que contarte.

—¿En serio? Bueno, adelante, suelta el chisme, cielo.—le digo emocionado, amo sus novedades, tiene anécdotas muy locas para contar la mayoría del tiempo.

Ella comienza a contarme todo lo que ha hecho estos días de vacaciones con una enorme sonrisa en el rostro. Me habla también de sueños muy locos que ha tenido al dormir, me gusta cuando me comparte sus sueños porque son casi como películas, es alucinante la imaginación de Taylor.

—Anoche soñé que una pantera me iba a comer y estabas tú, y Kayla y también...—hace una pausa corta—También estaba Ethan.

—¿En serio?—pregunto, ella asiente.

—Sí, estábamos en una casa de árbol y la pantera estaba abajo esperando por nosotros. Tenía mucho miedo, Kayla se cayó y la pantera la persiguió y la alcanzó.

—¿Y la mató?

Ella sacude su cabeza diciendo que no.

—Sólo la hirió mucho, había mucha sangre y ella estaba inconsciente, bueno, casi muerta.

Me estremezco con su historia, esa no está nada divertida.

—Qué tétrico, linda, ¿segura que eso fue un sueño y no una película de terror?—comento asqueado.

Ella ríe.

—Fue un sueño, te lo juro. A veces sueño cosas bastante horrendas, pero sólo se las cuento a Kayla porque ella sí soporta oírlas.—ríe de nuevo y yo me estremezco una vez más.

—Bueno, continúa, ¿pasó algo más o eso fue todo?

—Pues de ese sueño sí fue todo, pero después el escenario cambió y por alguna razón yo estaba en mi habitación con unicornio bailarín sobre mi cama.—contrae su rostro pensativa y arruga su nariz—No lo sé, estuvo raro.

Ahora yo soy quien ríe abiertamente a carcajadas.

—¿Cómo puedes pasar de soñarte algo tan perturbador a algo tan estúpidamente absurdo en segundos?—cuestiono entre risas, ella sólo se encoge de hombros.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora