4:14 pm.
—Ethan, no nos contaste cómo te fue con Taylor, ¿pudiste hablar con ella?—indaga Dylan mientras nos dirigimos a la salida.
Asiento.
—Pude arreglar las cosas, fue más fácil de lo que pensé.—admito.
—¡Genial!—exclama él—Y... sobre el otro asunto, ¿se lo dijiste?
Niego.
—Estuve cerca, pero llegó Christina.—respondo, manteniendo mi mirada al frente.
Kayla bufa.
—Se lo hubieras dicho de todas formas.—espeta, sin apartar la vista de su celular.
Me detengo de golpe y volteo a mirarla con cierto asombro.
—¿Le contaste?—le reclamo a Dylan, él niega.
—Eeh, "¡hello, súper genio!" Estaba con ustedes el otro día, cuando admitiste que te gusta.—me recuerda Kayla.
Chasqueo mi lengua.
—Cierto.—es lo único que respondo, ella pone sus ojos en blanco con desagrado.
—Deberíamos irnos antes de que se aparezca tu peor pesadilla.—comenta Dylan.
Kayla ríe.
—¡Vamos, chicos! Es cierto que es molesta, pero eso es sólo porque está loca por ti, Ethan.—me dice entre risas—Y no le interesa parecer desesperada, ella quiere que notes que se muere por ti.
Hago una mueca.
—Sé que es menor que tú, pero eso no le impide enamorarse de ti. Y a ella en serio le gustas.
No digo nada.
—Oye, Ethan...—llama Dylan, lo miro—Dime una cosa, hablando seriamente, ¿le darías la oportunidad si ella te lo pidiera?
Bufo.
—Jamás.—aseguro—Es molesta, neurótica, castrante y no conoce el respeto por el espacio personal.
Dylan ríe silenciosamente.
—¿Tanto te castra?
—¿Tú qué crees?—espeto—Ahora ya vámonos, antes de que llegue a querer despedirse.
Ellos sólo se quedan mirándome y como no se mueven, decido irme solo. No vi a Taylor, quizá salió antes que nosotros, el lado bueno es que la veré mañana así que estoy tranquilo.
Mañana lo intentaré de nuevo...
Pienso mientras camino por la acera, de regreso a mi casa. Mientras recorro el camino, no paro de pensar en el contacto entre Taylor y yo, y en lo cerca que estuve de demostrarle de una vez lo que siento. Aunque no pude besarla como quería, logré rozar sus labios y eso es todo lo que necesito para ser un poco más feliz.
Al llegar a casa y luego de saludar a todos y dejar mis cosas en mi cuarto, tomo un conjunto de ropa cómodo para darme un baño y cambiarme el uniforme.
Ya en la ducha, disfruto del agua fría que cae sobre mí y relaja todo mi cuerpo, a veces pienso que es la mejor medicina que existe. Pero hay algo que no deja mi mente y me hace sentir ese cosquilleo tan abrumador y a la vez placentero en mi pelvis y mi genital; sí, es el recuerdo de Taylor tocando mi abdomen con sus finas y suaves manos, rozando cada centímetro de mi piel con sus dedos, bajando hasta esa zona sensible y haciéndome desear que su mano esté más abajo, masajeando mi erección.
Pronto la presión en mi entrepierna aumenta y provoca mi dureza. Un gemido se me escapa al enderezarse mi miembro, me muerdo el labio. La presión se vuelve cada vez más fuerte, siento cómo me palpita y se enrojece, mi rostro arde y mi respiración se agita.
ESTÁS LEYENDO
Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN]
Gizem / GerilimJamás creí que estaría tan cerca del peligro, tan cerca de la muerte. Todas las personas guardamos algún secreto en nuestro interior, pero hay quienes esconden secretos de los que a veces ni ellos mismos son conscientes, pero que pueden llevarte a e...