LXIV: Pesada Noticia.

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Dos días después.
Kayla.

—Noah, ¿qué sucede? Te ves triste hoy.—me siento a su lado, él deja salir un largo suspiro—¿Noah?

Apoya su cabeza en el escritorio y se cubre con sus brazos.

—Mark regresa mañana a la escuela, Abel me dijo que ya le dieron de alta en el hospital.—me explica con desgano—Eso significa que ya no podré pasar los ratos libres con ustedes.

—Ouh...—pronuncio, no sé bien qué decirle, me parece absurdo que la vida social de Noah esté controlada por un estúpido que apuesto a que ni sabe diferenciar entre "izquierda" y "derecha".

Bufo.

—Entiendo que temes por la reacción de tu padre, Noah, pero ¿de verdad vas a dejar que Ángelo te controle?—cuestiono—Por favor, ni siquiera es capaz de hacer sus propias tareas.

Él suspira.

—Desearía que fuera tan fácil, nena.—su voz se quiebra y calla.

Tenso mis labios hacia un costado, no creo que deba continuar con el tema.

—Bueno, si sólo hoy nos queda, hay que aprovechar, ¿no? ¿Qué te gusta hacer?—cambio la conversación.

Él mira al suelo como si pensara.

—Me gusta el arte, en casa suelo hacer pinturas, pero las mantengo escondidas.—comenta—También amo la música, me inscribí a la orquesta de la escuela para tocar el violín, es lo que me apasiona.

Mi sonrisa se agranda al escucharlo, siempre me ha llamado la atención tocar violín, pero jamás he tenido la oportunidad siquiera de ver uno de cerca.

—¡Eso es genial, Noah! Me encantaría escucharte tocar.—exclamo, él me sonríe.

—¿De verdad? Ven a los ensayos de la orquesta, Dylan viene siempre.

Asiento.

—Ahí estaré entonces.—ambos sonreímos, pero mi sonrisa se desvanece—Oye y hablando de él, ¿dónde está?

—Fue por unos refrescos.—se encoge de hombros.

—Corrección: estoy justo ahí.—pronuncia Dylan entrando por la puerta.

Río levemente.

—¿Dónde está, Ethan? ¿No estaba contigo?—cuestiona Noah.

Dylan voltea hacia atrás.

—Ah sí, dijo que debía ir al baño, no debe tardar en regresar.—explica—¿De qué hablaban?

Me encojo de hombros.

—Noah me estaba comentando lo mucho que le gusta tocar violín.—respondo, una gran sonrisa dibujada en mi rostro.

—Es verdad y es fabuloso, Kayli. Tienes que verlo.—me dice él, tomando asiento delante de nosotros.

Noah le dice que ya me invitó a sus ensayos, Dylan sonríe ampliamente y da un par de aplausos.

—¿Saben quién también es genial en el arte?—pregunto y respondo de inmediato—Ethan.

Ellos me miran asombrados.

—¿Cómo lo sabes?—cuestiona Dylan.

—Estuve en su casa un día, me enseñó sus dibujos, le quedán increíbles.—menciono recordando su bello arte.

Ambos fruncen el ceño y comparten una mirada algo extraña, luego regresan su atención a mí.

—¿Pasa algo?—frunzo el ceño, ellos niegan con su cabeza.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora