28 Andrés

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El trabajo siempre consumía mis días, hacerme cargo de tres empresas necesitaba de mucho tiempo y trabajo, pero siempre me las apañaba para conseguir tiempo para mí, para ir al club y relajarme un poco.

Encontrar a alguien con quien follar solía ayudarme a dormir satisfecho, sin embargo ahora tenía a alguien en casa y debía admitir que se sentía fenomal.

*****

Hemos instalado el nuevo sistema de seguridad, jefe —anunció Jack al entrar a mi oficina— con extra-seguridad en la casa gótica.

Me hizo una mueca al sentarse frente a mí y yo le sonreí.

He hablado con Octavio —comentó con una voz más seria mientras yo firmaba su cheque— me tomaré unos días libres...

¿Vacaciones? —pregunté mirándolo, él hizo una mueca burlona y soltó el aire que parecía haber estado conteniendo— ¿Problemas?

Iré a Denver —su mirada se enfrió un poco más— firmaremos el divorcio el viernes...

Dejé caer el bolígrafo que estaba sosteniendo y puse toda mi atención.

¿Tan pronto? —pregunté, él se encogió de hombros— Pensé que se estaban dando un tiempo...

Han pasado dos semanas... no quiero darle más larga al asunto.

Jack se levantó del asiento y miró a través de los cristales hacia el salón rojo.

Aquel hijo de puta la lastimó tanto que me ha sido imposible curarla en todos estos años.

Ella es feliz contigo...

No es feliz consigo misma —agregó Jack— es obediente, receptiva, amable, amorosa... es la mujer que cualquier hombre desearía tener, pero ella no es feliz —de nuevo soltó el aliento y me miró— Me enamoré de esa forma pura que tiene para entregarse, pero no consigo que sea feliz, que tenga voz propia, pensamientos, ideas... se mueve al son que le toco y mierda, me agota.

¿No era eso lo que les gustaba a ustedes?

No a mí —respondió con seriedad— me gusta dominar en el sexo, pero controlar a alguien las 24 horas al día, los siete días de la semana es agotador, Andrés.

Ya lo creo...

Al inicio fue bueno, mi ego se sintió encantado, tener el control de todo es algo a lo que me acostumbré, pero después de unos años, ya no era tan divertido y menos si ella no es feliz.

Ni siquiera podía imaginar una relación de ese tipo, era verdad que yo también era mandón, pero tener a una mujer a la que podía controlar como si fuera una muñeca, definitivamente no me parecía para nada divertido.

Vaya mierda —fue todo lo que pude decir.

Sí, es una mierda —admitió— pero bueno, creo que separarnos será lo mejor para ambos, sobre todo para ella.

Lo lamento mucho... —él sonrió sin mucha emoción— ¿Cuántos días te irás?

Solo tres, firmaré el divorcio y el sabado estaré de regreso.

Bien...

Octavio estará al tanto de todo —me sentí agradecido de saberlo— la doctora preguntó ayer por ti... te echan de menos.

Ya conseguirá a alguien más —respondí extendiéndole el cheque— A Anna no le agrada así que intentaré no meterme en problemas con esa problemática mujer.

MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora