XLI. LA PELEA

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Capítulo Cuarenta y Uno:
La Pelea

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El termómetro caía en picado. Una gelidez punzante atravesaba los grandes ventanales de la casa Cullen, que de no ser por el aire acondicionado y la chimenea, Ashley, Liam y el pequeño niño se estarían congelando hasta los husos. Sin embargo la pelirroja no quería correr ningún tipo de riesgo con el niño, que decidió ponerle un abrigo y guantes.

—¿Qué hora es?—pregunto Ashley mientras miraba como la nieve se había acentuado en un solo lugar durante toda la noche.

—Pronto comenzara la pelea—le responde— ¿Qué vas a ser cuando Victoria se de cuenta que no estas con Edward?

—Estaré esperándola con ansias, para acabar con ella de una ves por toda—ríe—Por lo cual, si eso llega a suceder no puedes separarte de Aidan.

—Pero también me preocupo por ti.

—Lo se, pero yo puedo cuidarme sola. El niño no—suspira— Liam, no voy a morir si es eso lo que te preocupa.

—Lo se, confió en ti—sonríe mientras jugaba con el niño.

»»——⍟——««

Mientras tanto, en la tienda, Bella se sentía completamente nerviosa por lo que estaba pasando. Ahora no pensaba en Edward o su inmortalidad, sino en el simple hecho de su vida estaba colgando de un hilo.

—Los neófitos han llegado al final de la pista, y todo funciona como si fuera resultado de un encantamiento, este Jasper es un genio.—anuncio Edward mientras leía la mente de Seth—También han captado el rastro de los que están en el prado, así que ahora se están dividiendo en dos grupos, como predijo Alice —murmuró, con los ojos concentrados en algún lugar lejano—. Sam nos está convocando para encabezar la partida de la emboscada —estaba tan concentrado en lo que escuchaba que usó el plural empleado por la manada de forma habitual. —Respira, Emma. Aun no se han percatado de la ausencia de Liam. Ash estará bien.

La chica lucho para hacer lo que le pedía.

—El primer grupo está en el claro. Podemos escuchar la pelea.—Se rió una vez.—Podemos oír a Emmett Se lo está pasando genial.

Edward gruñó.

—Están hablando de ti y de Ash —los dientes se le cerraron también de golpe—. Se supone que deben asegurarse de que no escapen ¡Buen movimiento! Vaya, qué rápida —murmuró con aprobación—. Uno de los neófitos ha descubierto nuestro olor y Leah le ha tumbado antes de que ni siquiera pudiera volverse. Sam le está ayudando a deshacerse de él. Paul y Jacob han cogido a otro, pero los demás se han puesto a la defensiva. No tienen ni idea de qué hacer con nosotros. Ambos grupos están fintando. No, dejad que Sam lo lidere, apartaos del camino — masculló entre dientes—. Separadlos, no les dejéis que se protejan las espaldas unos a otros.

Seth gañó.

—Eso está mejor, llevadlos hacia el claro —asintió Edward.

Su cuerpo cambiaba inconscientemente de posición mientras observaba, poniéndose en tensión, anticipando los movimientos que habría hecho de hallarse presente. Sus manos todavía sostenían las de Emma. La única advertencia fue la súbita ausencia de sonidos. El ritmo acelerado de la respiración de Seth se cortó.

¿Quién había perdido? ¿Ellos o los Cullen con la manada? Y entonces, Edward susurró imperiosamente:

—¡Corre, Seth!

Amor En Llamas - Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora