𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐞

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Lucas y Kiel recibieron la carta de Penélope y sonrieron en el proceso.

Félix quien también estaba ahí, observo la carta de su hija con entusiasmo, la manera que que escribía era muy similar a la de él, no babia duda de eso, mientras que Roger les decía que hacer y Anastacius estaba con el príncipe heredero, Félix tomo el espejo y noto que su hija estaba frente al reflejo, jugueteaba con el espejo con nervios y finalmente le decía algo a alguien.

La añora, la quiere con él, quiere que su hija vuelva a casa, pero claro, no sabe para dónde moverse o qué hacer.

—Sir. Félix — llama Ijekiel, captando su atención —¿Vendrá con nosotros a la fiesta de té?

—No creo que sea lo correcto, sinceramente ella les ha invitado a ustedes y confío en que ustedes estarán bien y que mantendrán un ojo sobre ella — expresa tranquilamente Félix, para después señalar a donde estaba aquel demonio amigo —Sebastián, irás con ellos, quiero que revises el lugar y encuentre una manera de ingresa sin que se den cuenta

—Si mi príncipe— asiente, mientras se arrodilla frente a Félix y pone su mano en donde estaba "su corazón"

Lucas observa el demonio con sorpresa escondida. Durante todos sus años de vida como aprendiz del mago senil que lo había adoptado/secuestrado, nunca vio a un demonio hincarse frente a un mortal, sobre todo si ese mortal era prácticamente un enviado del cielo mismo, pero como decía su maestro, siempre aprendería algo nuevo.  

—Ahora bien, ¿Qué se llevaran puesto?— cuestiono Roger 

Con ayuda de Sebastián, Lucas y Kiel tienen ya su ropa elegida, conjuntos que siguen resaltando lo diferente que cada uno llega a ser, pero que incluso así, no llegan de ser ellos mismos y eso le da risa a Félix. 

—¿Roger?— llama con cierta duda, aun le cuesta un poco hablar con informal con alguien que no sea Claude —¿Dónde esta Anastacius?

Roger se queda un momento en silencio, ¿Dónde había dicho Anastacius que iría?

—Creo que fue con el príncipe heredero— señalo Kiel de pronto, como si recordara haberlo visto irse —Aunque creo que también fue para encargarse del Marques Allen 

—Ese sujeto no me cae bien— chasquea la lengua Lucas, mientras se cruza de brazos —Nos trata como si fuéramos idiotas

—Lo mismo he llegado a pensar— dice Félix, para después mirar a Lucas —Sir. Lucas, se que noto algo durante esa reunión, ¿Qué fue?

—Pues para ser un lugar que detesta los magos y que encadena a los suyos propios, creo que el tal Bernadi es uno— señala Lucas —Incluso la carta que ha sido trasladada desde el gremio del conejo blanco, tiene la magia de ese sujeto 

—La cuestión es, ¿Amigo o enemigo?— cuestiona curioso Roger 

—No lo sabremos hasta que podamos acercarnos— asegura Félix, para después mirar a los jóvenes —Los estaré protegiendo desde lejos, si no les molesta claro esta 

—Será un honor— asegura Ijekiel, para después tomar su espada —De cualquier forma, llevaremos nuestras armas escondidas 

Los adultos asienten y siguen preparando a los jóvenes para el día siguiente, porque aunque ninguno lo diga, están ansiosos de poder entablar una conversación con la dama Robane, ¿Cómo sería? La habían visto en la feria, habían tratado con ella, pero parecía que ella lo había ocupado como un método para salir de aquella zona donde estaba.

Sebastián por su parte, ansia estar frente a su dama, porque una vez que su nombre salga de su boca, podrá formar el vínculo con ella y cuando ella lo necesite y si su nombre es el primero que pasa por su mente, él aparecerá ante ella sin problema alguno, con él fin de proteger a su joven dama. 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora