𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐃𝐢𝐞𝐳

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Penélope estaba nerviosa, movía su pie de manera rápida mientras que Emily peinaba su cabello con sutiles accesorios. Emily quién estaba observando debes en cuando de reojo a la dama y suspira cuando nota que trata nuevamente de jugar con su cabello magenta.

—Mi señorita, por favor quédese quieta, sino el peinado va a quedar mal y no deseamos eso — expresa ella, mientras daba los ultimos toques al peinado —Vera que estará hermosa para los chicos

Penélope tararea, esta totalmente de acuerdo con que tenía que estar quieta, cuando Emily exclamo alegre de haber terminado.

—¡Ya quedo! Puede observarse

Penélope se observa en el espejo y le gusta lo que ve.

—¿Qué vestido ha elegido mi señorita? — cuestiona Emily

Emily observa como Penélope se pone de pie rápidamente y le observa ir hacía su armario, de ahí sacó un vestido blanco con mangas largas con encaje blanco, un vestido tan hermoso que a Emily le encantaba.

—¡Es hermosa mi señorita!— exclama alegre ella, mientras junta sus palmas con alegría

—Lo se, estuve indagando para saber cual podría ser perfecto para la atención — expresó ella con nervios

Emily le ayuda a levantarse y comienza a vestirse. La suave tela del vestido abraza su cuerpo, su pálida piel resalta gracias al vestido, junto a su largo cabello magenta y sus ojos verdosos.

Cuando el vestido cae, Penélope se da cuenta fácilmente que arrastra la tela, Penélope se apresura a ponerse unas zapatillas blancas con una piedra verdosa muy llamativa. Ambas se divierten, alegres del pequeño evento de hoy, cuando la puerta es tocada.

Emily se apresura a abrir, y ve al mayordomo, se hizo a un lado, notando que parecía estar más tranquilo.

—Señorita, el duque le espera en su despacho— expresa él, para alzar la vista y ver con sospresa a la niña de cabellos llamativos

—Comprendo— dice, para después caminar hacia la salida —Vamos

Pennel le sigue pasos atrás, la estudia y aunque le cueste admitirlo, se siente satisfecho con la imagen de una dama de noble cuna.

Penélope por su parte, se siente nerviosa de ir hacía el lugar del duque, porque tiene el presentimiento que este mismo cancelara lo que ha estado haciendo esos dos últimos días y no quiere eso. Cuando llega frente a la enorme puerta, es Pennel quien pide permiso para ingresar y posteriormente le da el paso, cuando recibe una respuesta afirmativa del duque.

—Adelante señorita

Penélope suspira e ingresa. Las cortinas del despacho del duque están sorpresivamente abiertas en su totalidad, junto a una pequeña porción de la ventana, dejando así que la luz natural ingresara junto a la suave brisa del comienzo de un nuevo día.

—¿Padre?— cuestionó en voz baja 

—Oh Penélope que bueno que has llegado, te quiero presentar a Eclipse, a partir de ahora será tu guardia... 

Las palabras se van de la boca del duque cuando ve a Penélope. Le cuesta admitirlo, pero ella ya no es la niña que había llevado a su hogar, no es la pequeña niña que lo miraba con ilusión e inocencia, sino que la dama frente de él era una mujer echa y derecha, de hermosos rasgos, rasgos que por fin se tomaba el tiempo para analizar y notar fácilmente las facciones aristocráticas que portaba. La luz del sol que se filtraba por su ventana le había dado una mejor visión del cabello de su hija, notando el suave tono rojo oculto entre los cabellos magenta y el tenue color gris en el hermoso tono verdoso, esos eran dos detalles que apenas notaba. 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora