𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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Hey, le quiero agradecer a @Copodeesperanza por  permitirme ocupar ciertos datos que hay en su historia Como si la muerte diera paz, pues de ahí saque varios datos que se mostraran a continuación.







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—¡Yo, Duque Félix Robane, capitán del primer escuadrón del emperador y mano derecha del mismo, exijo un juicio hacía la custodia de mi hija perdida, las amenazas, burlas y gestos ofensivos, hacía Penélope Eckhart, realmente siendo esta la Penélope Claudette Robane de Tempes, futura duquesa Robane y quinta en la sucesión al trono de Tempes! — dijo Félix, mientras giraba para ver a donde estaban los Eckhart

—¡Concedido!— exclamaron, Caín, Callisto y la jueza, esta última golpeando su mazo con fuerza, mientras que Callisto, subía a su lugar a la derecha del emperador.

Tensión, eso es lo que había en el aire y nadie quería cortarlo. Las palabras de Félix Robane, parecían hacer eco en las paredes, en la mente de todos, pero sobre todas las cosas, de la familia Eckhart.

Gilbert Eckhart jamás imagino que eso pasaría, que un hombre llegaría a pedir la custodia de la niña a la que había estado cuidando, pero cuando ambos se pusieron al lado del otro, y con la claridad del sol sobre sus personas, todos en esa sala pudieron ver el parecido entre los supuestos, padre e hija.

—Oh vaya, el duque Robane y la princesa...
—Se parecen mucho...
—Oh dios, y todos la hemos llamado bastarda
—Obelia querrá nuestras cabezas 

Su corazón duele, se siente pesado, como si se lo estuvieran arrancando. Su mirada, seguía frente a la niña que siempre había llamado hija. Penélope, quien sujetaba la mano de ese hombre, no le daba ninguna mirada, era como si él no existiera para ella, era como si... como si él fuera solo un algo en la vida de Penélope. 

—¡Objeción! ¡Penélope no puede ser una noble, ella fue encontrada en los barrios bajos! — exclamó fuertemente Derrick 

—¡Silencio joven duque!— exclamó la jueza —Lo que pase a continuación, yo, personalmente lo evaluare, ahora siéntese

Como si de un niño haciendo un berrinche se tratara, Derrick Eckhart se sentó bajo las miradas llenas de burla de las personas. «Una vez que todo esto acabe, esa perra me va a escuchar» pensó furioso Derrick, porqué, ¿Quién se creía Penélope para darse tanta importancia? Esa niña se las iba a pagar. Mientras tanto, Reynold miraba a su... ¿Hermana? No, no podía llamarla así, no cuando frente de él, estaba la evidencia clara que ella era la hija de ese sujeto, sujeto que le había roto la nariz a su padre en algún momento.

—Duque, ¿Tiene usted algunas prueba de que la princesa Eckhart es su hija?— interrogó la jueza

—Si— sonríe Félix —En la familia ducal, nosotros podemos invocar al cuervo y cuando le conté a Penélope sobre eso, ella misma lo invoco 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora