𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐎𝐜𝐡𝐨

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D: Películas para adultos, con sexo explícito, lenguaje procaz, o alto grado de violencia 



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¿Qué tan rápido podía pasar el tiempo? Sinceramente sería como un parpadeo.

Parecía que fue ayer cuando Penélope recupero a su padre, cuando este mismo se presentó hablar con ella aquella noche, ¡Cuánta alegría le había causado! Penélope había crecido aun más en esos dos años. Sus facciones se habían vuelto tan hermosas, tan malditamente perfecta a la vista de todos ellos, ¡Incluso su belleza rivalizaba con la de las princesas! La belleza de la dama era como una canción hipnotizante, cada vez se parecía más a su padre, pero tenía ese algo, esa maravillosa forma de su madre que había cautivado a muchos, pero sabían que ninguno de ellos; tendría oportunidad para vencer al joven príncipe heredero Callisto Regulus. 

Caminando por los pasillos de la academia de Obelia, Penélope caminaba con Leah a su lado, la joven dama había tenido la oportunidad de estudiar para poder ser una gran noble. Susurros se escuchaban, muchos admiraban a la joven dama, cuando de pronto, un conejo blanco apareció. 

—¡Oh, es de Winter! ¿Traerá buenas noticias?— pregunto la joven princesa 

—No sabría decirle princesa

Penélope observó al pequeño conejo. En la carta de Winter, se podía leer que Reynold había vuelto al ducado principal, alejado de todos y de todos, eso había preocupado mucho a Penélope y a Jeannette, esta última seguía intercambiando cartas con él, pero parecía que ella misma estaba preocupada de no poder ayudarlo. 

—¿Él estará bien?— pregunto ella con calma

Sabía que Leah no podría responderle aquello, ¡Ella no tenía ni la más remota idea! Por lo que era justo que ella misma estaba temerosa. 

—No sabría decirle, princesa— comentó Leah, mientras le tomaba la mano y le daba una pequeña sonrisa.— Pero él estará bien, puede tener cuidado 

Penélope suspiro. Confiaba en que Reynold estaría bien, pero tampoco estaba muy segura, la presión que el duque conde estaba actuando mal, que estaba poniendo mucho peso en los hombros de Reynold, tanto peso que temía que algo muy malo le pasará. 

 —Princesa— habló de pronto una joven dama —Tiene visita, esta en la sala de conferencias 

—Gracias Lita— sonrió ella 

Se despidió de Leah, quien fue a su siguiente clase, y ella fue a la sala de conferencias. Su uniforme danzaba de manera suave, llevaba una falda negra que llegaba hasta sus rodillas, una botas altas de cordones y tacón grueso, una camisa blanca y un moño rojo granate con un pequeño diamante en el centro del listón, su cabello magenta estaba trenzado en dos partes, y sujetado con un pequeño listón rojo. 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora