𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐎𝐧𝐜𝐞

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La visita de Ijekiel y Lucas no se quedó solo como única, sino que hubo más para enojo de los hombres Eckhart. 

Esos días, todos ellos estaban experimentando sentimientos negativos  por los sujetos que comenzaban acaparar la atención de la dama de cabellos magenta.

Cada uno, tenía sentimientos diversos.

El duque estaba incómodo con esos jóvenes. Lo estaba desde que aparecieron ese día, y aumento esa incomodidad cuando el nombrado Lucas hizo magia, sometiendo a Dona por el atrevimiento que había tenido hacia Penélope. Hablando del atrevimiento que tuvo Dona, el propio Pennel habló con él, le había contado como habían salido las cosas, lo que había pasado y quienes creía que estuvieron involucrados, así mismo le confeso al duque frente a los dos hijos de este, lo que se le hacía a la comida de la dama cuando Emily no podía prepararlas. Al principio ninguno le creyó, hasta que frente a una doncella, pidió que se hiciera la comida de Penélope y cuando la iba a entregar, la interceptaron, asustada; la joven confeso lo que se le había hecho a la comida de la dama. Sorprendido hablaron con los propios cocineros, siendo el más viejo quien dijo lo que hacían los otros dos y que cuando había intentado detenerlos tiempo atrás, fue cuando se gano la perdida de su dedo, confesando que había mentido, pero que las veces en que Emily había ido a buscar la comida de la dama, el mismo la preparaba para ella.

Todo lo que estaba pasando, le estaba dando dolores de cabeza al duque. Esos niños que se habían hecho amigos habían descubierto el trato que ella tenía en menos de un día, algo que él nunca noto o pasaba por alto durante esos años, pero ahora, ahora se sentía como la basura más grande del mundo. Aceptaba que no le había puesto a Penélope la atención necesaria, ella no era Ivonne; por lo tanto no tenía un lugar en su hogar de manera fija y sabía muy bien que ella no tenía a otro lugar a donde ir, pues creía que esos chicos una vez que se fueran de Eorka, no la volverían a contactar, así que lo único que podía hacer era limpiar todo el desastre que se había formado y buscar la manera de contratar nuevo personal.

Mientras el se hundía en sus pensamientos, sus hijos no estaban mejor.

Derrick había expresado por lo alto que Dona solo se defendía de los ataques de Penélope, pero cuando Pennel amenazo a todos; varios comenzaron a confesar sus pecados. Él quien estaba al mando de varios castigos, no se sintió culpable, ¿Y qué si no le daban comida ni agua a ella? No importaba, no se iba a morir, ella solo era una exagerada, una mocosa que solo deseaba perjudicar a los demás y su padre que nunca le decía nada, era irritante. Sus pensamientos también iban hacía esos sujetos que ahora llegaban a su hogar como si fuera también de ellos.

 Los había investigado, y encontró interesantes resultados. El joven duque Ijekiel Alpheus era la promesa divina de la sociedad, algo exagerado a su parecer, pues solo era un chiquillo jugando a ser algo más que un mocoso malcriado, pues incluso Derrick se negaba a creer que el joven Alpheus hubiera terminado un curso tan exhaustivo en Atlanta, porque incluso él no pudo, con vergüenza había desertado bajo la excusa de que la escuela no estaba a su nivel. Lucas Patterson por otro lado era diferente, la información era casi nula, parecía que era algún hijo ilegitimo que logro volverse el mago imperial y compañero de juegos de la princesa Athanasia, nada importante y ciertamente Derrick quería burlarse del emperador de Obelia por asignar a un bastardo como amigo de su hija, porque aparte de la magia, no tenía nada especial aquel sujeto que en su mente enserio denominaba como un bastardo.

Reynold era un cuento mezclado entre su padre y hermano. Saber todo lo que había tenido que consumir Penélope de comida todos esos años le daba asco, no solo por el hecho de que ella misma podría haber tenido una enfermedad y contagiarlos, sino también por la audacia del personal de su hogar. El peli-rosa se preguntaba cuantas veces se habían burlado frente a sus narices del reemplazo, y agradecía que su padre les pusiera un alto, sino lo habría hecho él de manera poco humana. 

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora