𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐨𝐜𝐡𝐨

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La noche iba muy bien, hasta que Callisto se pudo acercar a la peli-magenta, quien estaba en una de las mesas que contenían varios postres, degustando lo que el real de cabello dorado, consideraba un delicioso sorbete de melón. 

Estando cerca de ella, trata de que su mente mantenga cada uno de esos rasgos en él. Luce hermosa, bueno, más bien; luce aun más hermosa de lo que siempre había sido. Para él, Penélope era el reflejo perfecto de todo aquello que podía amar sin problema, incluso dudaba que el caballero carmesí le dijera algo. 

Jeannette, quien esta a lado de ella, es la primera en notar su presencia, a solo unos pasos y evitando que Lucas se acabe las galletas de nueces y canela, Ijekiel le da un discreto saludos que es acompañado con una sonrisa, misma que él regresa de manera más disimulada.

Se aclara la garganta y pronto, los ojos imperiales de Jeannette, que parecen ser ignorados por muchos, son los primeros en verlo.

—¡G-Gloria y Be-Bendiciones sobre el próximo sol de Eorka!— exclama, parece nerviosa por haber sido encontrada posiblemente devorándose todo lo que contenía dulce

—Princesa Imperial, princesa ducal— saluda a cada una, la atención de Penélope, por fin esta en él —Lamento interrumpir el claro robo de dulces que se esta llevando acabo, pero quería saber si la princesa me puede ofrecer un baile 

Sus ojos están puestos en la de cabellos magenta, quien comienza a adquirir un sonrojo en su rostro.

—Claro— asiente ella, mientras observa los varios sorbetes de melón que ya había tomado —Nette, ¿Crees qué...?

Las dos señoritas, que tenían poco de conocerse, parecían haberse 'conectado' de alguna manera, por lo cual, después de unos segundos, Penélope le hace entrega de los dulces de melón a la de cabello castaño, sin decir nada más están dispuestos a ir hacía la pista de baile, cuando de pronto, se ven interceptados por Derrick Eckhart, quien luce molesto.

—¡Penélope!— habló de manera fuerte, severa, como si le fuera a regañar 

—Primer maestro— dice con voz calmada, tranquila —¿Se le ofrece algo? 

—Tú, insolente, regresa hacía la mesa con Reynold— dice con firmeza 

Callisto frunce el ceño y da un paso hacía frente con el propósito de proteger a Penélope, quien ha apretado aun más su mano.

—Pequeño duque— dice con voz sería —No es necesario que se acerque así a la princesa...

Penélope no escucha nada más, tampoco es como que le moleste, se siente tranquilo y calmado al saber que ella no desea soltar su mano. Sumergida en sus pensamientos, de pronto, un fuerte grito se escucha.

—¡Kyaaa-!

Los tres voltean hacía donde estaba el grito, donde sospechaban que venían, y de pronto, en la oscuridad de la noche y la suave luz mágica que alumbra el lugar, lo que parece ser un enorme pato o pollo; no sabe que es, pero tampoco le importa.

—¡Princesa!
—¡Penny!
—¡Hija!

Gritaron varias voces al mismo tiempo, pero Penélope estaba incrédula, observando el enorme animal «¿Qué?», es la pregunta que pasa por su mente, ¿Qué demonios era eso? No lo sabe. Los chillidos del extraño animal, se escuchan fuertemente.

—¡Es-Es una criatura encantada!
—¡Hubo una inspección...! ¡¿Cómo tan siquiera...?!
—¡Corran!

Varios nobles habían comenzado a correr, Penélope volteo a ver hacía donde se supone estaba la delegación de Obelia. De manera desesperada, busca de manera desesperada a su padre.

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora