Tokyo Manji

Capítulo 70.

Hola cómo están? Yo la verdad es que tengo falta de sueño, y así voy a seguir por unos meses más. Pero bueno, he conseguido un poco de tiempo para escribir en estas dos semanas que han pasado desde que subí el útimo cápitulo y tengo que decir que me ha costado un poco escribirlo ya que en este capítulo se mencionan cosas de tiempo atrás y como mi cerebro no da para mucho en estos momentos, me ha tocado releer lo que ya tengo escrito, aunque han sido solo los capítulos que necesitaba. 

De verdad espero que disfruten del capítulo. 

Espero actualizar pronto, lo más seguro que volveré dentro de dos semanas. 

Ah, una cosa más. El capítulo no es muy largo. Son unas 7338 palabras, pero ya no doy para más. Espero poder hacer más largo el siguiente. 

Bueno, ahora sí lxs dejo leer. 

------------------------------------------------------------------------------

9 de Septiembre 2008.

Mikey estaba en pie, viendo como todos los miembros de ToMan estaban tirados en el suelo. En esos momentos la rubia comienza a recordar toda su vida mientras el dolor la atravesaba. Ella no había querido hacerles daño, no quiso golpear a Takemichi, ni a ningún miembro de ToMan, mucho menos a Emma, pero esa maldita oscuridad, la maldición que la acompañaba, se había encargado de que lo hiciera. Nuevamente le estaba haciendo daño a las personas que más quería y eso le estaba matando por dentro, y por eso mismo comenzó a recordar su vida.

El primer recuerdo que llega a ella es uno de su padre. El recuerdo estaba un poco borroso, ya que ella era demasiado pequeña, pero recordaba que Makoto le decía que los superhéroes eran geniales, y recordaba también el muñeco que le dio.

Luego llegó a ella un recuerdo de cuando estaba en segundo de primaria. Recordaba que un chico de tercero iba diciendo por ahí que él era el más fuerte y ella lo buscó para ver si eso era verdad. Todo era una mentira, ya que ella consiguió noquearlo de una sola patada. En esa época Mikey odiaba a los débiles, y por eso mismo iba en busca de quienes decían ser fuertes para ver si era verdad, pero hasta el momento no había encontrado a nadie.

"1 de Junio 1997.

Mikey estaba decepcionada al ver que ese chico de tercer grado no era la gran cosa, así que con las mismas que había llegado se marchó, eso sí, antes le dijo a ese niño que era demasiado débil.

Manjiko se marcha al hospital para visitar a su madre. Hacía un par de meses que ella había sido ingresada, y la verdad es que Mikey estaba preocupada. Su madre no había tenido muy buena salud desde hacía un año, pero esperaba que se recuperase pronto y que volviera a casa. Aun así, Mikey iba a visitarla una vez a la semana para contarle todo lo que había hecho y que así su madre la alabase. Sakurako siempre lo hacía, nunca le regañaba, por lo menos no lo hacía cuando se metía en peleas, que era muy a menudo.

- Hoy me encontré con el grandote de tercer grado de la primaria nº 4 del este – dice Mikey con una sonrisa de puro orgullo -. ¡Y lo derroté!

- Sí que eres fuerte, Manjiko – dice Sakurako con una sonrisa. La verdad era que no le hacía mucha gracia que su hija se metiera en peleas, pero aunque le regañase no serviría de nada. Por lo menos sabía que Mansaku la estaba instruyendo. Su suegro era muy riguroso con Manjiko y le dejaba en claro que debía ser cuidadosa a la hora de tener una pelea, pero eso no quitaba que la mujer se preocupase por su pequeña. Manjiko era especial, ya que había crecido rodeada de hombres, por lo menos hasta que llegó Emma, y aun así ella se desenvolvía mejor con los chicos -. Igual que tu padre.

8 de Junio 1997.

Ya había pasado una semana, y como cada domingo Mikey fue al hospital para visitar a su madre y así contarle todo lo que había hecho esa semana, aunque ella se centraba en contarle contra quien había peleado, y como siempre ella había sido la ganadora.