Hola, sé que he tardado mucho en actualizar la historia y lo siento por eso. Aun así he vuelto con el siguiente capítulo y ha sido todo un reto para mí terminarlo. No tengo mis anotaciones conmigo, ya que estoy de vacaciones, así que he tenido que hacer memoria de todo lo que he escrito.
Espero que el capítulo sea de su agrado y no duden en comentar que les ha parecido. Y mil gracias por la espera.
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10 de Agosto 2018.
Mikey se despertó varias veces en la noche, algo que no era de extrañar, pero extrañamente había dormido un poco más de lo habitual, algo que agradecía. Se sentía renovada y ahora estaba más convencida de que había hecho bien en aceptar la invitación de Kenichi. Aun así, no se podía sacar de la cabeza su última conversación con él. Le había dado muchas vueltas, pero no había llegado a nada.
Unos golpes en su puerta hicieron que saliera de sus pensamientos y va a abrir. Se sorprende de ver a Ishiro parado frente su puerta. Era demasiado temprano, pero aun así no dice nada.
- Shinoda-sama la espera en media hora en el jardín trasero – informa el hombre tras hacer una pequeña reverencia -. Si está preparada, la guiaré al comedor para que pueda desayunar.
- No será necesario – dice Mikey -. No suelo desayunar. Pero, ¿me podrían traer una taza de café?
- Sí, Sano-sama – asiente Ishiro y se retira.
Con eso dicho Mikey cierra la puerta y se mete en la ducha. Diez minutos después sale vestida con unas mallas y una camiseta de manga corta. Algo cómodo, ya que era lo único que había traído en su mochila.
Vuelven a tocar a la puerta pero esta vez no era Ishiro, sino una empleada de servicio con una bandeja. Mikey la deja entrar para que dejase la bandeja sobre una mesa que había en la habitación. Antes de marcharse la mujer le avisa que Ishiro vendría en 15 minutos a por ella. La rubia le da las gracias y vuelve a quedarse sola. Sin más preámbulos se acerca a la mesa para tomar su café, el cual estaba delicioso, pero frunce el ceño al ver que no solo le habían traído el café, sino también unos Taiyakis. No iba a desperdiciar semejante manjar, pues para ella los Taiyakis y los dorayakis eran sagrados y jamás les iba a decir que no.
En cuanto terminó su desayuno se dispone a tender la cama, pues era lo que estaba acostumbrada a hacer, y también abre las ventanas de la habitación para que esta se ventilase. Con eso hecho oye unos golpes en la puerta. Sin pensarlo toma su móvil y se dispone a salir.
Ishiro la guía en completo silencio hasta el jardín trasero y en cuanto llegan ve que Kenichi la estaba esperando, pero eso no es lo que le sorprende, sino más bien cómo iba vestido este. Shinoda traía puesto un uniforme de Kendo y junto a él dos bogus (armadura o protectores los cuales incluyen mascaras como en la esgrima) y dos shinais (sables de bambú). Ver eso causa que la rubia frunciera el ceño.
- Mikey, me alegra verte – saluda Kenichi con una sonrisa -. ¿Has descansado?
- Sí, gracias – responde ella manteniendo su ceño fruncido -. ¿Va a practicar Kendo?
- Sí – responde el mayor posando su mirada en Ishiro. Este último asiente con la cabeza y se retira haciendo una reverencia, dejando a Mikey a solas con el líder de la Yakuza -. ¿Lo has practicado alguna vez?
- No – responde ella -. Mi abuelo enseñaba artes marciales, pero nada que incluyera armas.
- Ya veo, aun así eso es admirable – responde Shinoda -. ¿Fuiste instruida por tu abuelo?

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Tokyo Manji
Hayran KurguEsta vendrá siendo la historia de Tokyo revengers pero aquí Mikey es una chica. Hago esta historia a petición de una persona, ya que leyó mi historia Tokyo revengers en la cual Takemichi es una chica. Aviso, esta historia no será como la anterior...