Tokyo Manji

Capítulo 63.

Bueno, aquí estoy de nuevo, y más pronto de lo que pensé. La verdad, este capítulo se ha escrito solo, ya que ayer comencé a escribirlo y lo terminé ayer. Hoy solo he tenido que corregirlo. 

Espero que sea de su agrado y lo disfruten. 

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7 de Julio 2008.

La pelea entre Mikey y Kakucho había comenzado, pero la rubia no se estaba defendiendo y estaba dejando que el azabache le diera un golpe tras otro mientras se decía que merecía eso y más. Era su culpa que Kenchin hubiera muerto. El dolor que sentía era tanto... y no tenía nada que ver con los golpes que estaba recibiendo. El dolor se había instalado en su cuerpo al saber que Kenchin había muerto. Cada golpe que recibía era un recordatorio de lo que había pasado, cada puñetazo que Kakucho le acertaba le recordaba que Rokuhara había matado a Draken, y eso solo causó que su ira y dolor fuera en aumento.

Kakucho por su parte estaba frustrado, ya que Mikey no se estaba defendiendo.

- ¡¿Qué sucede, Mikey?! – pregunta Kaku furioso -. ¡¿Te estás reprimiendo?! ¡¿Por qué estás aquí?!

Kaku no sabía por qué Mikey no reaccionaba. Había estado golpeando a la chica, pero ella no se defendía, algo que lo frustraba. Mikey era fuerte, sabía cómo defenderse. Kakucho pensó que una pelea con ella sería más interesante, que debería emplearse a fondo, pero más bien parecía que estuviera peleando con un fantasma.

Mikey ni siquiera le estaba prestando atención. Ella estaba intentando acallar la voz en su cabeza, esa que le decía que estaba maldita, que todo aquel que amase acabaría destruido por ella. Esa era su maldición.
Justo en ese momento Manjiko se mira la mano derecha dándole la razón a esa voz en su cabeza. Sí, ella estaba maldita. Todo aquel que amaba había muerto por su culpa, y fue por eso mismo que se alejó, pero su maldición había alcanzado a Kenchin. Era con él con quien más contacto había tenido, fue el único que no logró soltar del todo, a él y a Takemicchi. ¿Eso significaba que Takemicchi también moriría? ¿No sería mejor que fuera ella quien muriera? Así se acabaría su dolor, y nadie más tendría que morir.

"Destruye a quien te ha hecho daño". Dice la voz en su cabeza. "Acaba con quien te arrebató a Kenchin".

¿Debería hacer eso? ¿Debía acabar con South? ¿Era él el culpable de que Kenchin estuviera muerto?

Los pensamientos de Mikey eran erráticos, no eran claros. Se culpaba a sí misma por lo que le había pasado a Draken, pero también culpaba a South y Rokuhara. Ellos habían sido quienes habían matado a Draken, o eso pensaba ella. Ellos habían sido quienes le habían arrebatado a su mejor amigo, y tal vez también le arrebatarían a Takemichi. ¿Dejaría que eso pasase? ¿Se quedaría sin hacer nada? Takemichi estaba ahí, en el centro de la pelea sin hacer nada, y eso lo ponía en peligro. ¿Y si South arremetía contra él? ¿Y si lo mataba? ¿Podría soportarlo? ¿Podría seguir viviendo sin Takemichi? Su vida era miserable al no tenerlo cerca, pero por lo menos sabía que seguía con vida, y eso le reconfortaba. Pero si él moría, si lo mataban, ¿podría seguir viviendo? No lo creía posible. No podría vivir en un mundo donde no estuviera Takemichi, y era agónico saber que no volvería a ver a Draken.

Mikey seguía mirando su mano derecha y su corazón dolió más de solo pensar que también podría perder a Takemichi. Así que se decidió. No podía quedarse sin hacer nada. Su corazón pedía venganza por lo que le habían hecho a Draken y también proteger a Takemichi, pero... ¿podría controlarse? No lo sabía, pero decidió dejarse llevar por la oscuridad que estaba presionando por salir.

- Kenchin – susurra ella mirando su mano e hizo un puño de esta para ponerla sobre su corazón. Kenchin había sido muy importante para ella. Había sido su amigo, aquel que la apoyó en todo, el que la cuidó... Ya no volvería a verlo más. Draken se había marchado para siempre, dejando vacío ese hueco en su corazón, ese que él prometió llenar cuando Shinichiro murió -. Estoy... totalmente vacía... - susurra ella y dejó de luchar con la oscuridad. Ya no podía más. No podía seguir con esa lucha interna, el dolor no se lo permitía -... envuelta por... la oscuridad.