Capítulo 44.

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Madre mía, me ha costado lo mío escribir este capítulo, y siento haber estado desaparecida. Para lo que no leen la historia llamada "Notas y Spoilers" no sabrán porqué he estado desaparecida. Bien, resulta que vuelvo a estar embarazada y no me he estado sintiendo bien por las náuseas y también por los vértigos, sobre todo esto último. El estar mareada todo el día no era agradable. Por eso mismo aplacé el especial de Halloween, el cual terminaré y subiré cuando tenga tiempo, lo siento por eso, pero ya me cuesta lo mío poder escribir un capítulo semanal, y no puedo con dos. 

Bueno, espero que disfruten del capítulo, el cual es un poco largo por la espera, y muchas gracias por leer. Y vuelvo a pedir perdón por haber estado desaparecida. 

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22 de Febrero 2006.

Mikey se quedó mirando a su hermano de lo más seria y todos los espectadores podían notar la tensión que se había formado. Esos dos eran muy fuertes y no sabían quién de los dos saldría vencedor, pero eso le daba igual que Mikey. Ella sabía que le ganaría a Izana.

- Acabemos con esto de una vez, Izana – dice la rubia.

- ¿Cómo hiciste para volver a levantarte? – quiere saber Izana.

El peliblanco aún no se explicaba cómo es que Manjiko había llegado a la pelea con todo lo que había pasado. Debería de estar destrozada, o por lo menos ese era el plan. Incluso él estaba dolido por lo que le había pasado a Emma, y eso que él había estado de acuerdo en que Kisaki intentase matarla. Pero él tenía su objetivo, hacer crecer Tenjiku y hacer sufrir a Mikey, eso le daba fuerzas para seguir adelante, o por lo menos quería pensar que esos eran los motivos, pero en verdad el que él siguiera en pie y estuviera haciendo todo lo que hacía era por Kakucho. El azabache de la cicatriz siempre estaba en su mente, e Izana quería lo mejor para él, solo que ahora el peliblanco se había concentrado en hacer sufrir a Mikey y no descansaría hasta lograrlo.

- Porque tengo a personas que me apoyan – responde ella -. Takemicchi hace que siga manteniéndome en pie, y la verdad es que pienso patear tu trasero por lo que le han hecho.

Izana sonríe imperceptiblemente por eso. Él había creído que era por eso, y la verdad es que no le extrañaba. El maldito de Takemichi era admirable, y se había percatado del amor que se tenían esos dos, tan así que ambos se daban fuerzas para seguir adelante.

Takemichi estaba tenso al ver como Mikey e Izana se miraban a los ojos. Ahora iba a comenzar una pelea entre los líderes de ToMan y Tenjiku, y a la misma vez una pelea entre hermanos. El teñido estaba preocupado, ya que él se había dado cuenta de que Izana era fuerte, así que Manjiko lo iba a tener difícil y eso no le hacía gracia al teñido, pero tampoco podía hacer nada. Mikey le había pedido que confiase en ella, cosa que hacía, y le había pedido que no interviniera y en parte entendía que quisiera pelear con Izana.

- Así que vienes del futuro, ¿eh? – habla Draken, el cual estaba junto a Takemichi viendo como Mikey e Izana se miraban a los ojos. El rubio de la trenza mira al teñido de reojo -. Suena a pura estupidez... pero, siempre te he visto todo desesperado.

- Draken-kun... - susurra Hanagaki mirando a su amigo. Podía ver que aún seguía mal, pero estaba conteniendo toda su tristeza.

- Te creo – habla Ken mirando nuevamente al frente y miró a Mikey. El corazón de Draken estaba acelerado mientras recordaba todo lo que Takemichi había hecho por ellos. Ese chico había hecho demasiado y él había sido un maldito por culparlo de lo que le había pasado a Emma, cuando en verdad él la había protegido y había sido él quien se llevó el golpe en la cabeza. Es ahí cuando gira su cabeza para mirar a Takemichi -. Mikey y yo estamos bajo tu mando. ¡Pídenos lo que quieras que hagamos!

Tokyo ManjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora