Capítulo 4.

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Ya estoy de vuelta. Espero que disfruten del capítulo y me estoy replanteando muchas cosas sobre esta historia. Ya las irán viendo con forme vaya avanzando la historia y espero que disfruten al igual que lo hicieron con mi historia de Tokyo Revengers. Estoy ansiosa por llegar al arco de Valhalla y la verdad aún no se que hacer con Baji. En fin, espero que les guste el capítulo. 

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Pasados unos días tras esa trágica noche en la que Takemichi vio como su amigo de secundaria se lanzó desde la azotea. El azabache lo había pasado muy mal, pero debía seguir con su vida, así que fue a su trabajo y ahí descubrió que estaba despedido. No era de extrañar, ya que había estado faltando durante dos semanas. Eso le hizo plantearse el seguir volviendo al pasado, pues su vida en el presente se estaba volviendo peor de lo que ya era. Estaba sin trabajo.

De lo que Takemichi no se había dado cuenta era de que estaba siendo vigilado. Quien se encargaba de vigilarlo generalmente era Kakucho, pero había ocasiones en las que el chico no estaba solo, ya que cierto peliblanco lo acompañaba. No era muy a menudo, pero Izana sentía curiosidad por ese chico que le parecía muy corriente. ¿Qué había hecho ese chico para llamar la atención de Mikey? No lo sabía, y por esa misma razón acompañaba a Kakucho para vigilarlo. Ese día era uno de ellos. Vieron como este salió de la tienda de DVD donde se suponía que el chico trabajaba, pero esos dos sabían bien que Takemichi había perdido el trabajo.

- ¿Cómo un chico que llamó la atención de Mikey, y del que tú me has hablado maravillas, acabó siendo lo que es ahora? – pregunta Izana viendo como Takemichi se alejaba con los hombros caídos -. ¿Qué demonios le pasó?

- No lo sé – responde Kakucho -. Pero te puedo asegurar que sigue siendo el mismo cabezón de siempre. Antes de conocerte, Takemichi era mi héroe.

Izana frunce el ceño y comenzaron a caminar para seguir al chico y mientras tanto Izana pensó en su hermana. En verdad Mikey no era su hermana de sangre, y en el pasado la odió, pero ahora que la había conocido bien, la consideraba su hermana y una muy querida. Solo se tenían el uno al otro.

Mikey estaba en su habitación nuevamente. Ella se había propuesto coger las riendas de la organización e intentar ir por el buen camino, aunque eso fuera imposible. Pero por lo menos debía enterarse de todo lo que ocurría en ToMan. Aun así, no estaba centrada en lo que debía, pues Kakucho le había enviado una fotografía de Takemichi. Estaba bastante cambiado, pero a la vez seguía siendo el mismo.

- Mikey, ¿por qué estás mirando tanto el móvil? – pregunta Mitsuya.

- ¿Eh? – dice ella -. Ah... Kakucho me ha enviado una fotografía – con eso Mikey se acerca para mostrársela -. Es Takemicchi.

Mitsuya se quedó mirando la fotografía con el ceño fruncido y poco a poco en su cara se fue formando una sonrisa. Recordaba bien al chico, y se dijo que seguía teniendo el mismo mal gusto para vestir.

- Sigue siendo el mismo de siempre – ríe Mitsuya -. Me alegra saber que está bien – con eso se pone serio y mira a la rubia -. ¿No te has planteado encontrarte con él? Ya sabes que cuando fue a ver a Akkun fue porque él quería verte.

- No quiero encontrarme con él – dice ella rápidamente -. No quiero que vea en lo que me he convertido. Quiero que me recuerde cuando éramos jóvenes.

Mitsuya asiente entendiendo bien lo que Mikey quería decir. Ninguno de ellos tenían las manos limpias. Habían matado, asesinado... Habían hecho todo lo peor, y Takashi sabía que se habían alejado mucho del buen camino. Todo comenzó con el deseo de Mikey, el cual era crear una nueva era para los delincuentes, pero se habían alejado mucho de ese sueño y ahora eran una organización criminal.

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