XVII: Ditto.

2.2K 249 248
                                    

Haerin tenía mucha dificultad a la hora de mirarse en un espejo sobre todo cuando era de mañana. Podía hacerlo, pero las sensaciones siguientes a eso eran algo extrañas que no sabía explicar y no le agradaba.

Pero ese día, aproximadamente a las dos de la tarde, una visita provocó un caos en su mente que no esperaba.

Era destacable que Haerin podía dormir mucho en invierno y más aún en vacaciones. A veces ni siquiera eran suficientes las catorce horas que dedicaba a su horario de sueño, pero trataba de mantenerse activa por incitación de su madre.

Haerin bajó de su cama y se estiró. Pegó un bostezo y refregó sus cabellos desordenados intentando acomodar el flequillo que caía por su frente. Se acercó a la ventana luego y notó como el día estaba soleado, aunque seguía haciendo frío. Tal vez iría a visitar a Hanni considerando todo lo que sucedió el día de la entrega de calificaciones.

Su gatita Sofia subió a la cama apenas vio a su dueña moverse y Haerin sonrió, acariciando enseguida su pelaje.

—¿Tienes frío? —preguntó hacia ella, como si fuera a entenderla.

Haerin solo se guiaba por cómo sus gatitos actuaban y al ver que Sofia no buscaba recostarse en sus mantas desordenadas, asumió enseguida que quería solo cariño.

—Solo quieres que te consienta —rio —. Acompáñame, ven.

La tomó con cuidado, acogiéndola en los huecos de sus brazos. La gatita pareció sentirse cómoda inmediatamente y se quedó quieta en el espacio que Haerin le dio.

Salió de la habitación con calma y ya sentía el aroma a condimentos por el almuerzo. Ni siquiera vio la hora al despertar, pero era obvio que temprano no era.

Acariciando la cabeza de su gatita se acercó a la cocina. Ahí estaba Haewon preparando la comida con un delantal de Los Simpson y por la radio sonando As If It's Your Last de BLACKPINK.

La mujer se percató enseguida de la presencia de su hija en cuanto oyó el maullido de Sofia.

—Hasta que despiertas —la miró de reojo con una sonrisa —. ¿Dormiste bien?

—Sí... —contestó Haerin con sutileza —, creo que dormí mucho.

—¿En serio? —dijo sarcástica.

—Prometo despertarme más temprano mañana.

—Lo harás —sentenció —. Hoy las consultas empiezan tarde, pero mañana lo tomaré todo el día. Hay varios tratamientos que me van a tomar tiempo, así que espero tu colaboración con los quehaceres de la casa —Haewon giró para mirar a la menor, quien estaba sentada en la mesa jugueteando con la gatita sin prestarle mucha atención. —Haerin-ah.

—¿Uh? —levantó la mirada.

—¿Escuchaste? —se cruzó de brazos.

Apenada, negó. —Lo siento.

Su madre suspiró y volteó nuevamente hacia donde estaba cortando los vegetales.

—Dije que mañana tengo consultas casi todo el día, así que necesito que te levantes temprano para que me ayudes con los quehaceres de la casa —repitió.

—Ah... —Haerin lo procesó un poco debido a seguir algo somnolienta —, está bien.

—Gracias —dijo Haewon.

Al poco tiempo de terminar la conversación, la puerta fue tocada unas cuatro veces. Al principio pensaron que no era nada y lo confundieron con la música, pero Haewon se quiso asegurar así que igualmente le tomó importancia.

típicamente popular | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora