XI: Recuerdos que dejan marcas en tu corazón.

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TW: Abuso.

•••

Nerviosa era poco a cómo Haerin se sentía en ese preciso momento y podía jurar que el frío del ambiente era nulo a la temperatura corporal tan alta en su piel.

Estar frente a la puerta de Danielle Marsh a punto de llevarla a una cita era de las cosas más extrañas e imposibles que alguna vez imaginó. Si hace algunos meses le hubieran dicho que estaría así con la chica más popular de Jeonju, seguramente Haerin no lo hubiese creído ni se hubiera interesado en saber cómo llegaron a esa conclusión.

Tomó aire y tocó tres veces la puerta. Acomodó su flequillo y sus ropas, asegurándose que no estuvieran desordenadas. Tenía que generar la mejor impresión que jamás había tenido y realmente tenía miedo de que eso no sucediera.

Cuando Danielle apareció en su campo visual, vistiendo tan casual y elegante a la vez, Haerin sintió un golpe en su rostro. Un golpe de belleza, de admiración. Sus nervios aumentaron y el cosquilleo en su vientre también.

—Hola, bonita —saludó la australiana.

Haerin tragó en seco y trató de reaccionar, pero era tanta la adrenalina interna que tenía por ver a Dani, saber que tendría una cita con ella y por la manera en la que la saludó, que no podía prestar atención a sus propios gestos para hablar o algo.

La otra lo notó y río, saliendo lentamente de la casa con su bolso en mano.

—¿Qué pasó? —preguntó. —¿Te sientes bien?

—Y-Yo... —apenas podía articular su mandíbula.

Danielle cerró la puerta detrás suyo y se acercó más a Haerin. Pasó un mechón detrás de su oreja, la cual estaba roja al igual que la otra y besó sus labios de manera precisa, dejando el sabor de cereza que tenían sus labios.

Haerin se ruborizó más y sonrió cual niña pequeña.

—Te ves muy bonita —susurró cerca suyo. —Bueno, siempre te ves bonita, pero nunca suelo decírtelo.

—G-Gracias —apenas habló. —Tú... —Haerin carraspeó para fortalecer su voz —, tú también te ves muy bonita.

Dani sonrió.

—Gracias, Hae —dijo y la miró fijamente.

—Es la verdad —murmuró, esquivando su mirada.

La ponía nerviosa y no entendía por qué. Haerin no era mala cuando se trataba de contacto visual, solo le sucedía con Dani.

—Bueno —suspiró y sonrió, estirando su mano hacia la australiana —, ¿vamos?

En un principio, Dani se sorprendió y sintió algo de inquietud. Aún no había salido "oficialmente" del closet si se podía decir así, entonces creía que corría el riesgo de que todo el mundo la viera y ella aún no sabía cómo expresar esa parte de su vida hacia la gente que realmente le importaba. Pero... ¿valía la pena enfocarse en eso, cuando Haerin le ofrecía su mano con toda la amabilidad y ternura del mundo, esperando compartir su camino junto a ella? Danielle no lo iba a desperdiciar.

Accedió y su mano se juntó con la otra. Con delicadeza entrelazó sus dedos y sintió la calidez de la mano de Haerin. Era tan suave e ideal. Su tacto era único en el mundo.

—¿Tomas café? —preguntó Haerin, queriendo ocultar su timidez.

—A veces —respondió Dani —. Lo evito bastante.

—¿Te hace mal? —ella pareció preocupada.

—Un poco —río avergonzada. —Me hace mal al estómago.

típicamente popular | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora