II: A pasitos importantes estamos avanzando.

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—Siento que es extraño que me llames para darte consejos —se sentó en su cama —. Soy un poco mala con eso. No creo que te dé buenos resultados.

—Sí me ayudarás —Haerin cerró la puerta de su habitación con delicadeza.

Su cita al psiquiatra fue más una sorpresa de cosas que no pensó que viviría a un desahogamiento necesario. Haerin pensó que iba a poder hablar las cosas o algo así, pero, de repente, tenía una receta en sus manos que indicaba que debía tomar ansiolíticos.

A Haerin le explicaron que sus episodios de ansiedad se daban a diario, incluso si no lloraba cuando se sentía mal. El señor Dakho le dijo que esas pastillas ayudaban a calmar todas esas emociones que Haerin no sabía explicar muy bien y que debía tomarlas de 8 a 12 horas si es que la ansiedad era constante en todo el día. Y como era su caso, tenía que empezar a aplicar un tratamiento medicinal más efectivo.

Sin embargo, para Haerin era extraño y aunque no fuera una opción, necesitaba hablar con otra persona de la medicación.

Hyein era la más adecuada en el momento.

—Mi terapia va mejor —fue lo primero que dijo, así no era tan directa.

—¡Genial! —Hyein se mostró contenta. —Me alegra mucho escuchar eso, Haerinie. Yo sé que es difícil en un principio, pero todo mejora. La terapia es muy importante.

Haerin le sonrió agradecida por esas palabras de ánimos. A veces necesitaba aquellos aires de positivismo que no lograba tener con éxito por sí misma.

—Muchas gracias, Hyeinie —dijo —. Pero... bueno, cómo está avanzando la terapia, me dijeron que debo tomar medicamentos.

—Oh...

—Tú sabes de eso —jugueteó con sus manos.

Ahora había caído en cuenta que quizás no era un tema que la menor tuviera ganas de hablarlo y hasta empezaba a sentir culpabilidad, pero trató de disimularlo porque no quería frenar a Hyein sin recibir respuesta.

—Yo no tomo medicación como tal —dijo, rascando su cabeza. —Es como un alternativo, más natural. ¿A ti te lo recetaron?

—Sí.

—Oh, ya veo —asintió —. No entiendo muy bien qué consejo esperas...

—Ugh, no lo sé —resopló, sentándose al lado de su amiga —. Esto es algo muy nuevo para mí. No sé qué reacción pueda generar mi cuerpo con las pastillas o qué debo hacer al respecto. Los medicamentos igual son costosos.

Para Hyein, el inicio de su medicación diagnosticada había sido algo que fue muy extraño. Necesitar pastillas para calmar esos episodios de hiperactividad era como tener ese apoyo que por sí misma no podía darse. Y digamos que cuando pasó a esa fase de su tratamiento, Hyein nunca se sintió totalmente bien con sus remedios que sí costaban bastante dinero y que debían comprarse en la farmacia de Gangnam. Pero más allá de lo económico, para Hyein era como una dependencia innecesaria; ¿acaso era tan fuerte su hiperactividad que no podía controlarla ella misma? Y bueno, al parecer eso era así.

Hyein entendió que las pastillas no eran lo que solucionaría el TDAH, sino que la ayudaría a calmarse y a tomar respiros cuando ella por sí sola no podía controlarlo. Y la señorita Sooyoung, antes de irse, le dijo que eso no estaba mal. Al contrario, era una mejora muy considerable e importante, y que en su caso podía tomar las pastillas en semanas de mucho estrés o días donde los ataques fueran más inestables que otras veces.

Con eso, Hye empezó a aceptar más su medicación. Ahora no le causaba rechazo como años atrás, estaba más acostumbrada y podía decirle a Haerin que no era una mala decisión el hecho de tomar esa otra parte del tratamiento.

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