Capítulo 46: Eywa

227 13 8
                                    



Un soplido frío en mi cuerpo hizo que abriera los ojos de inmediato, pero volví a cerrarlos de golpe por culpa de una fuerte luz cegadora sobre mis ojos. Asustada, me levanté de un salto, pensando que volvía a estar en algún laboratorio de los científicos.
Tapé mis ojos con las manos, y traté de abrir los ojos para ver el lugar.
Estaba en un bosque, pero este era luminoso y lleno de plantas de colores. La luz salía por todas partes, y poco a poco me fui acostumbrando a esto. Fue relajante saber que al menos no estaba encerrada de nuevo con esos científicos. En mi mente asomaron los recuerdos con Spider, el cual no pudo encontrar la libertad y se había quedado completamente solo, allí con los demonios del cielo. De verdad lamentaba "su pérdida", tanto que al recordarlo algunas lágrimas asomaron y resbalaron por mis mejillas. Pero debía ser fuerte si quería volver para rescatarlo, por lo que sequé mis ojos con recelo y continué caminando por el lugar.

A medida que avanzaba, lo árboles cada vez se hacían más robustos y altos. Unos extraños animales se columpiaban de rama en rama mientras emitían sonidos felices. El suelo que pisaba estaba compuesto por hierba fresca que al rozarme, provocaba suaves cosquillas en mi piel. Algunos pequeños seres comenzaron a volar sobre mi cabeza cuando pasé tras unos arbustos. Estos tenían forma de disco y un color anaranjado.
Alcé mis manos para rozarlos, y estos se dirigieron hasta unas plantas que surgían del suelo y se elevaban hacia arriba. También tenían un color anaranjado como los animalillos y curiosa, me acerqué a observarlos.

Coloqué una de mis yemas de los dedos encima de la "flor" y justo al rozar la planta, esta se escondió sobresaltándome

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Coloqué una de mis yemas de los dedos encima de la "flor" y justo al rozar la planta, esta se escondió sobresaltándome. La observé confundida por su comportamiento, y toqué otra que se encontraba a su lado. Esta también encogió como la anterior, y divertida, fui a tocar las demás.
Comencé a correr por el lugar tocando las plantas y riendo por lo que hacían. Seguí así hasta que todas acabaron encogidas, que fue cuando una semilla blanquesina y muy brillante se posó sobre mi hombro. Según había leído, se trataba de una semilla del árbol sagrado del clan Omaticaya que si no me equivocaba, los del bosque la llamaban "Atokirina".

-¿Entonces estoy en el bosque de los Omaticaya? - pensé de inmediato. No había otra opción, ya que en el arrecife, las semillas de nuestro árbol sagrado siempre estaban bajo el agua. En cambio, aquí estaban flotando por el aire con libertad.

Observé cuidadosamente la Atokirina y traté de que no cayera al suelo. De repente, comenzaron a salir de la nada un montón de ellas por todas partes. Estas se dirigían hacia mí, y lentamente fueron apoyándose en mí. Al cabo de los segundos todo mi cuerpo incluidos las piernas y la cabeza, estaban llenos de las semillas, que sin previo volvieron a revolotear todas juntas en una dirección.
Decidí seguirlas, ya que entre todas habían formado un camino que avanzaba entre las plantas. A medida que avanzaba, empecé a escuchar el sonido de una cascada. Al principio parecía lejana a donde estaba, pero poco a poco se fue escuchando más y más fuerte.
Cuando las semillas se acabaron, ya estaba en un enorme lago del cual de una enorme cascada, caían litros de agua cristalina. El lugar estaba rodeado de vegetación colorida, y para que mentir, hacía calor aquí. Miré hacia los lados en busca de la presencia de alguien, y metí un dedo en el agua. Esta no estaba ni muy fría ni muy caliente, si no que su temperatura era perfecta. Lentamente fui adentrándome en el agua, y disfrutando de la sensación.

En otra Vida// Neteyam.  (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora