Farsa de amor con el chico oveja [Finalizada Sin Corregir]

CAPÍTULO 20

15 minutos antes.

CALEB

Cuando finalmente pude salir de clases y evitar a unos cuantos compañeros que no habían entendido sobre que teníamos que hacer en la tarea que nos habían encomendado, me dirigí a la cafetería.

Quería comprar algo de comer e ir a mi trabajo lo más antes posible, aunque también deseaba mirar a Emma, no me acercaría en caso de que la encontrara porque mi intención no era hostigarla permaneciendo mucho tiempo a su lado. Al menos eso decían algunos chicos, que las mujeres se cansaban de los chicos extremadamente empalagosos.

¿Yo lo era?, esa pregunta no salía de mi mente, la realidad era que cuando estaba con Emma jamás me cansaba de mirarla, ni de escucharla hablar. También cuando pensaba en algo lindo tenía que decirlo porque si no sentía que mi cabeza explotaría.

—Soy un empalagoso.—Solté con miedo. Nunca había tenido el miedo de que alguien se alejara de mí después de que mi mamá me diera la espalda y ahora sentía ese mismo miedo con Emma. Si seguía cerca de ella en cada oportunidad, ella podría cansarse.

Me forcé a dejar de pensar en eso cuando casi tropiezo con una chica que salía de la cafetería. Solté un pequeño suspiro antes de entrar y pensar en qué quería comer.
Estaba haciéndole perder el tiempo a la encargada de vender y habían otras personas en la fila, así que mientras me decidía me aparté un momento y me dirigí a una de las muchas mesas en la cafetería.

Aún no me decidía en que comprar, cuando la voz aguda de un chico detrás de mi me hizo fruncir las cejas, estaba hablando de manera asquerosa sobre una chica con otra persona.

—Invitala a jugar bolos, le verás mejor el culo.—Le escuché decir y estaba dispuesto a pararme y darle una platica corta sobre el respeto básico.

—¿Pero qué ella no salía con el tarado ese?. —Me detuve al escuchar la voz del otro tipo.

—Sí, pero es obvio que Emma es de las chicas que en el día salen con uno y en la noche tienen lugar para otro.

La risa de ambos se escuchó a lo lejos cuando capté de quien estaban hablando. Y esta vez no me detuve. En el momento en el que me pongo de pie de manera brusca la silla golpea la espalda de el tipo.

—¿Qué mierda estás soltando?.—inquirí.

El imbécil de voz aguda no pareció sorprendido, por el contrario el otro tipo al cual la silla lo había golpeado se veía pálido.

—Solo dije la verdad chico.—Se atrevió a responder el de la Voz aguda, se enderezó y ni aún así me llegaba a la nariz.—Si anda contigo solo es porque te ve cara de tarado y sabe que podrá estar con otro sin problemas.

—Puedo soportar que me trates de imbécil, tarado, lo que quieras pero no te permito que hables de ella de esa manera—Lo agarro de la camisa cuando veo que quiere sonreír.—Te lo advierto, no vuelvas a hablar de ella nunca más, tú asquerosa boca no merece ni pronunciar el nombre de una mujer tan increíble como ella.