Farsa de amor con el chico oveja [Finalizada Sin Corregir]

CAPÍTULO 34

EMMA

Un día nuevo estaba iniciando, y se me hacía tarde para llegar a la primera clase. Todo por haberme desvelado mientras hacía que Ava me contara muchas veces sobre su venganza.

Ayer mientras me describía la cara de perplejidad de Adam al verla ahí haciéndole preguntas, deseé haberlo visto. Ava contó que todo había salido perfecto, gracias a un chico que de manera repentina respondió una llamada y salió dejando su lugar libre para ella.

Ahora Adam seguramente era la burla de todos los del departamento de enfermería.

—Más se merecía el imbécil —solté para mi misma, mientras tomaba mi mochila y salía de la habitación.

Aunque el Karma haría de las suyas, de eso estaba segura.

Cuando le puse seguro a la puerta y me giré dispuesta a irme, visualicé una figura femenina corriendo hacia mí.

Me sobresalte cuando llegó hasta mi, de manera agitada, y al verla de cerca pude notar quién era.

¿Cómo se le ocurría estar aquí luego de haber dañado a Ava?.

El cabello corto teñido de azul era todo lo que necesitaba para ver que era la novia del imbécil.

Iba a iniciar una pelea, estaba decidida hasta que vi como la chica sostenía su estómago como si intentara tomar aire y luego soltó
—Caleb, es Caleb.

Al escuchar el nombre me puse en alerta. —¿Qué pasa con él?.

Aún jadeando dijo: —Lo vi antes de llegar, fue acorralado por Cristian junto a un grupo de hombres. No pude hacer nada, lo golpearon.

Maldije y mi corazón comenzó a tomar un ritmo demasiado acelerado, miles de preguntas pasaban por mi cabeza, pero la única que pude soltar fue.—¿Dónde está?.—La chica no respondió de inmediato, y sólo me desesperé más, la tomé de los hombros y la comencé a sacudir.—Maldición, ¡habla!.

La chica pareció asustada por el trato brusco pero nada de eso me importaba, solo quería ver a Caleb y saber que estaba bien.

—Está en el callejón antes de llegar al bar River —dijo y fue lo último que escuché, porque salí corriendo, dejando mi mochila tirada en el proceso. Corrí tan rápido que mis costillas comenzaron a doler y respirar se volvió pesado.

Cuando estuve a punto de llegar me detuve junto con mi respiración, podía ver una figura dentro de ese callejón, tirado en el suelo.

—Caleb —solté junto a un suspiro. Corrí nuevamente y cuando estuve a solo unos pasos no tuve que acercarme más.

Sabía que el cuerpo tirado en el callejón no pertenecía a Caleb, era menos alto que él. —¿Qué mierd...?.

No pude terminar la palabra porque inesperadamente sentí unas manos rodear mi cuello y no tuve la oportunidad de moverme porque al mismo tiempo presionó una clase de trapo húmedo contra mi nariz.