Farsa de amor con el chico oveja [Finalizada Sin Corregir]

CAPÍTULO 32

No esperé nada más luego de verlos. En un movimiento casi automático les cerré la puerta en la cara.

Me giré para mirar a Emma, que al escucharme mencionar a mis padres también había perdido el color en su rostro.

Tragué grueso y le hice una seña hacia el baño. Ambos entramos y sin decir ni una sola palabra comenzamos a limpiarnos.

Me sentía extremadamente avergonzado, no esperaba a mis padres y seguro para Emma también sería de lo más horroroso.

Salimos del baño de inmediato y mi erección todavía era algo notoria aunque intentara disimularlo. Decidido a no tomarle tanta importancia abrí la puerta.

Mis padres seguían ahí de pie y al verme solo vi sus ceños arrugados.

—¿No nos dejarás entrar?.—Inquirió mi mamá.

Lamí mis labios y me hice a un lado. Cuando mi padre fue el último en entrar y se encontró con Emma que estaba a unos pasos de mi mamá. Alzó ambas cejas en sorpresa.

—Ella es Emma, mi novia —dije luego de toser.

Mi madre solo aceptó la mano de Emma y mi padre sonrió orgulloso.

Los invité a que tomaran asiento y solo cuando estuvieron sentados delante de mí pude confirmar que no era un sueño. Mis padres realmente estaban aquí.

Emma y yo estábamos de pie, la escena era demasiado incómoda. El silencio era espantoso, pero ¿qué se le podía decir a unos padres que nunca te apoyaron?.

Afortunadamente mi padre fue el primero en romper el silencio, quitó sus ojos de Emma y me miró a mí.—Sentimos venir de manera tan inesperada. Nunca hubiéramos imaginado que estarías con tu novia.

—Si ni sabían que yo existía.—Murmuró Emma de tal forma que sólo yo la escuché. Reprimí una sonrisa al saber que ella era muy directa pero trataba de controlarse.

—¿No nos regalarás ni un vaso de agua?.—Inquirió mi mamá mientras miraba algúna parte de mi rostro. Llevaba rato haciéndolo.

Emma se apresuró a responder.—Le traeré jugo de manzana si gusta.

Mi madre frunció las cejas.—Eres muy amable pero creo recordar pedírselo a mi hijo.

Emma soltó el aire en sorpresa ante la falta de educación de mi madre.

Decidí enderezarme y poniéndome delante de Emma le dije.—Ella es mi novia, quiere decir que mis cosas también son suyas. Y por lo tanto este lugar también, y al recibir visitas ella puede decidir atenderlos o no.

Mi padre no se esperaba mi respuesta y al ver como mi madre comenzaba a exaltarse intervino.—Tienes razón, acompaña a tu novia y así regresan rápido, tenemos mucho de que hablar.

Tomé a Emma de las manos y nos dirigimos a la cocina. Una vez estuve lejos de mis padres solté todo el aire que había contenido en mi pecho.

Pude permitirme sentir todo lo que estaba soportando desde que los vi en la puerta. Los había extrañado muchísimo pero verlos delante de mí no se sentía agradable.