Farsa de amor con el chico oveja [Finalizada Sin Corregir]

CAPÍTULO 35

EMMA

El miedo que estaba sintiendo no era nada comparado con el hambre. Y con cada minuto que pasaba me sentía más débil.

Cuando desperté estaba en el suelo, con cadenas en las manos, como un animal. Y la oscuridad era espantosa.

Sentía que el tiempo estaba pasando demasiado lento aunque era probable que desde que desperté habían pasado muchas horas. Todo ese tiempo lo único que hacía era gritar por ayuda e intentar quitarme las cadenas.

—Solo en un cerebro tan diminuto como el tuyo cabe la posibilidad de poder romper unas cadenas.—La voz de la chica que me había mentido desde un principio resonó por todo el lugar.

—¿Por qué demonios haces esto? —pregunté llena de odio, porque desde que desperté en este asqueroso lugar no había visto a nadie.

Mi atención fue desviada cuando otros pasos se escucharon cerca, y cuando vi el rostro de Adam sentí ganas de romper las cadenas y lanzarme hacia él.—¿En serio? ¿Todo lo hacen por venganza?, porque ustedes no tienen derecho cuando fueron los únicos que dañaron a Ava.

Adam soltó una risa que erizó por completo mis bellos, y un recuerdo del pasado me atacó con fuerzas.

—¿Crees que todo esto es por la estúpida de Ava? —inquirió mientras volvía a reír.—Ella solo fue parte del plan desde el principio, o ¿cómo más podría mantenerme cerca de ti sin que sospecharas?. Aunque eres tan estúpida como para seguir sin sospechar de mi.

Con lo último mis recuerdos azotaron mi cerebro con más fuerza, porque ahora que lo tenía cara a cara y tan cerca podía percatarme de sus facciones, idénticas a él.

—James —solté mientras sentía que mi respiración se detenía.

El chico que en el pasado intentó lastimarme estaba delante de mi después de tanto tiempo.

Siempre desde que escuché a Ava mencionar el nombre de Adam intenté mantener lejos los pensamientos de él, porque habían miles de Adam y no podía temer de todos. Quién hubiera pensado que ese Adam era el mismo que había arruinado mi vida en el pasado.

—¡Maldito cobarde! —grité cuando pude recuperar mi voz.—Usastes a Ava porque no tenías los huevos para venir y enfrentarme tú solo —solté llena de odio.—Claro, algunas cosas nunca cambian, nunca pudistes hacer algo por ti solo, siempre te escondes detrás de una mujer.

Cuando se dirigió hacia mí con tanta rabia en su rostro mi corazón amenazó con salirse, sabía que me golpearía.

Pero la repentina intervención de la chica de cabello azul lo hizo retroceder.

—Recuerda nuestro plan original.—Fue lo que le dijo y casi quiero vomitar cuando él la tomó de la cintura y la besó.

Aparté la mirada de ambos cuando otra figura apareció. Ambos la notaron también y le sonrieron.