CAPÍTULO 28

25.2K 2.4K 567
                                    

Las calles estaban iluminadas por diversos centros

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las calles estaban iluminadas por diversos centros. No esperaba que Caleb me llevara hasta ahí solo para tomar un taxi. Cuando le pregunté a dónde nos dirigíamos solo me dijo que tuviera paciencia.

—Paciencia es lo único que no tengo.—Murmuré.

<<A parte de un papá>>

Las mejores cosas se obtienen luego de tener paciencia.—Me respondió apretando ligeramente mis manos.

Esta acción ahora era tan normal que mis manos sudaban solo un poco.

Esperé y esperé. Media hora había pasado y el cielo se oscurecía cada vez más. Giré mi cabeza para ver a Caleb, antes de que pudiera preguntarle si ya casi llegábamos él me respondió.—Ya casi.

Solo así me quedé más tranquila. Luego de unos cinco minutos el taxi se detuvo. Mientras el pagaba me dediqué a mirar dónde estábamos, claramente era un campo enorme, había un camino y a lado de ese camino había una pequeña cabaña. No tan lejos pude notar algo de humo.

No pude mirar más porque Caleb volvió a sujetar mi mano e iniciamos a caminar a través del camino.

Tal como había visto antes, había una cabaña, lugar donde nos detuvimos y vimos salir a una pareja de ancianos. Caleb al verlos solo se dedicó a decirles nuestros nombres completos.

—Continúen, espero y sea una bonita experiencia.—Respondió la ancianita. Caleb le agradeció y me indicó que siguiéramos el camino.

—¿No es un motel verdad?.—Dije en forma de burla. Miré de reojo a Caleb solo para ver sus mejillas de un color rojizo.

—Ya lo verás.—Declaró y tenía razón. Cuando miré al frente nuevamente me quedé boquiabierta al ver el hermoso campo en el que estábamos. Y no sólo éramos nosotros dos, habían varias personitas sentadas en manteles, troncos, etc. A sus alrededor habían fogatas. Todos se veían felices.

—¿Qué es este lugar?.—Inquirí aún sin poder asimilarlo por completo.—Es hermoso.

—Me costó encontrarlo pero valió la pena.

—¿Podemos sentarnos o tener nuestra propia fogata?.—Cuestioné emocionada, aunque de inmediato me retracté.—¿Tenemos que pagar?.

Caleb sonrió.—No te preocupes por eso, yo me encargué de todo. Tú solo disfruta.

No me esforcé en evitar sonreír. Lo tomé del brazo obligándolo a sentarse a mi lado. Él se encargó de la fogata mientras yo admiraba el cielo y las expresiones de las personas cerca de nosotros.

—¿Es otro regalo de cumpleaños?.—Pregunté cuando Caleb terminó de encender la fogata.

Pestañee un par de veces cuando lo vi negar. Tomó su celular y noté que miraba la hora. —En unos cinco minutos sabrás cuál es tu regalo.

Farsa de amor con el chico oveja [Finalizada Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora