XVI

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Estocolmo.

Capítulo diecisiete.

|Cólera|

“Me molestaban mis propios sentimientos”

   No sabía exactamente porque estaba tan molesto pero si sabía que quería dejar de estarlo, aún así no podía lograr el hecho de no poder controlar esa ira porque cada que recordaba la conversación de hace un par de horas se llena de ira, no importaba que tan extenso se hacía su entrenamiento nocturno que posiblemente no era para nada bueno después de haber salido de una fiebre.

      Lanzó otros veintes kunai que dieron en el blanco puesto casi sin ver ni si quiera usando el Sharingan mostrando una habilidad grandiosa al hacerlo, posteriormente practicando la bola de fuego arrasó varios árboles a su paso que retumbaron haciendo bastante ruido. El frío recorriendo su cuerpo mientras la neblina cubría su visión y la sensación de haberse enfermado hace poco en los huesos era presente pero ignoraba el dolor de los huesos que sentía que se quebraban.

      Volvió a la mente esa conversación y se sintió molesto otra vez pateando un árbol qué cayó sin más. La respiración se volvió entre cortada así que se tiró al suelo mirando el pasto cerca de sus pies, la luna brillaba con intensidad y alzando la mirada podía encontrarse con estrellas radiantes qué lo hacían pensar mejor y aclarar su mente.

      ¿A Sasuke le habría gustado Ino? Podría ser, era fácil atraerse por ella en realidad así que era una posibilidad enorme pero aún seguía sin saber porque le molestaba el hecho de que Ino estuvo y posiblemente sigue estando enamorada de Sasuke. Inclusive según ella misma se había peleado con su amiga hasta el punto de ser rivales por su hermano menor así que seguramente estaba todavía enamorada de él. Claro, ya esperaba que ella estuviera enamorada de alguien o tuviera un novio incluso pero el hecho de que sea su hermano menor le hacían sentirte mal y sabía la respuesta:

       Estaba celoso.

      Esa era su molestia, porqué sabía que no iba a competir contra Sasuke no porque no era rival sinó porqué no querría bajo ningún concepto competir con su hermano en ésas circunstancias, tal vez competiría con quién sea pero no con él.

     Pero... Él no debería pensar tan si quería en competir porqué las probabilidades de que ella le guste su secuestrador eran más abajo de cero, tendría que sufrir de Estocolmo.

        Soltó un suspiro melancólico.

         La verdad es que la rubia entró a su vida de golpe como un ángel que fue enviado del cielo para su soledad que lo ahogaba (cómo si el merecía tal misericordia). Le hizo sentir confundido, enojado, querido e incluso acompañado. Se sentía vulnerable con ella como si hubiera destruido su coraza que tanto le costó construir, ella no lo sabía porque hacía lo imposible para no demostrarlo pero le estaba costando no ser él mismo con ella en frente... Y el hecho de demostrar celos porque le gustaba otro chico era egoísta de su parte.

        Esto era demasiado para él.

        Cerró los ojos intentando que su mente no estalle.

          — Ya me pregunté yo de dónde salía tanto ruido — afirmó una voz femenina que lo hizo girarse, cierto, Konan estaba de guardia. La mujer miró con atención el desastre que había hecho con los árboles en medio de un entrenamiento pasado las doce de la noche — ¿Es un nuevo hábito entrenar en la madrugada?

       — Ayuda mis pulmones — afirmó él sin más colocandose de pié — lamento el ruido.

       — ¿Te sucede algo? Estás diferente últimamente — preguntó inclinando la cabeza. Sí, las mujeres podía identificar los sentimientos de los demás con más facilidad que lo hombres pero esto era demasiado — ¿Conociste a alguien cuando saliste con Kisame? — se atrevió preguntar.

ESTOCOLMO. [Itachi x Ino]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora