El favorito del Sultán (Terminada)

17. "En peligro"

Abrazando sus rodillas, sobre la cama, miraba hacia el ventanal de vitral, sabiendo que ya era casi medianoche. Ino y Karin seguían a su lado, no habían querido dejarlo debido al semblante de tristeza que tenía. Pasó una tarde agradable con la valide sultán, pero en la noche, ya solo, las palabras de Hinata lo golpearon como fuertes piedras en alud.

Ni siquiera había pensado que, por tradición, el sultán debía tener cuatro esposas y él resultaba ser el tercero ¿Soportar lo que ella? No, no quería. Ya le dolía el hecho de que más temprano que tarde, tendría que ver a su amado sultán ir al lecho de las que ya tenía ¿Y si era verdad, y él solo lo adoraba porque su matrimonio era reciente? ¿Qué pasaría después?

—¿Alteza, se siente mal? ¿Quiere que llame a la valide?— preguntó Karin, muy preocupada cuando él cubrió su rostro y tiró un poco de su cabello.

—No...— dijo en tono bajo —Karin... ¿cuánto dura el amor?— preguntó, sorprendiendo a la criada.

—Príncipe, creo que eso no tiene respuesta, o al menos una criada como yo, no la sabe. Quizás dependa de la fuerza de ese amor, y sin en verdad viene del corazón— Sasuke suspiró y se arrojó hacia atrás, ahora mirando hacia la puerta y suspirando dolorosamente.

—Vayan a descansar, ya dormiré— ordenó, pero luego de que ambas salieron, se quedó largos minutos dándole vueltas al asunto hasta que ya no pudo más y el sueño lo venció, desilucionado de que el sultán no había podido venir.

Pero en medio de la madrugada, una caricia en su rostro hizo que despertara lentamente. Encontró en la penumbra esos ojos azules que lo observaban con un cariño sobrecogedor, haciéndolo sollozar y moverse con rapidez hasta quedar sentado en el regazo del sultán.

—Lo siento, tenía demasiado trabajo— mencionó el monarca sobre su piel, mientras lo presionaba contra su cuerpo de forma posesiva.

—Pensé que no vendría, me sentí tonto por la petición que le había hecho— confesó.

—¿Cómo sería eso posible?— sonrió el sultán —¿Desearme a tu lado, acaso es tonto?— preguntó, ahora sujetando sus hombros para alejarlo y secar sus mejillas —Siento que no es lo único que te ocurre— Sasuke desvió la mirada, pero otra vez el sultán sujetó su barbilla y le obligó a hacer contacto visual.

—¿Su alteza escogerá a un cuarto esposo cuando se canse de mí?— las cejas del monarca se elevaron ante la pregunta y luego mordió su labio inferior, algo ansioso.

—¿Por qué tan de repente me preguntas eso?

—Porque al menos... al menos tendré tiempo para endurecer mi corazón y soportarlo, sinó, sería demasiado. Pensarlo me destroza. Me quitaría la vida si tuviera la certeza de que en el otro mundo, lo tendría yo y nadie más— lloró amargamente y lo abrazó —Solo lo quiero para mí. No creo en esa idea romantizada de que en cualquier lugar que esté, mientras se encuentre feliz, yo lo estaré. No será así, sufriré, sufriré mucho y no quiero...— Naruto exhaló conmocionado ante su declaración y apoyó la frente sobre la de él —¿Por qué me he enamorado hasta este punto? Dígame, si usted es el sultán de todos, debe saber la respuesta— exigió.

—Quisiera saberlo, y así tener la certeza de poder mantener eternamente ese sentimiento en tí. Nunca sería capaz de romper tu corazón, es demasiado hermoso, demasiado puro y preciado— suspiró y besó sus labios húmedos y salados, atrayéndolo más y luego apoyándolo de espaldas en el colchón —No temas...— murmuró en su oído y comenzó a retirar su ropa de dormir muy lentamente.

—Ámeme solamente a mí, no me importa si soy merecedor o no de su cariño, si soy un enemigo, un príncipe sin reino... Nadie nunca lo amará como yo— el sultán sonrió ante la desesperada petición y otra vez alcanzó sus labios.