43. "La cercana catástrofe"

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—Ya todo está perfectamente limpio, alteza. Mandé a cambiar la alfombra y los eunucos repararon las puertas— explicó Karin, mientras Sasuke ayudaba a Kurenai a preparar a Menma, quien cada vez que le colocaban un pequeño turbante, terminaba quitándoselo de un tirón —Puede regresar cuando desee.

—El sultán no quiere por ahora— dijo con simpleza y una pequeña sonrisa —Ya déjalo así, Kurenai, no hay manera de que lo lleve— suspiró, refiriéndose al pequeño príncipe antes de tomarlo en brazos —Iré a ver a mi hermano, dile a la valide que la visitaré en el almuerzo— ordenó a la criada pelirroja y después de responder las reverencias de las dos mujeres con un asentimiento, dejó los aposentos del sultán.

Estaba nervioso, hacía mucho que no veía a Itachi, y su reencuentro estuvo muy lejos de ser el mejor; aún así, se sentía feliz por la decisión del sultán de mantenerlo con vida y deseaba, quizás, recordar con él aquellos tiempos cuando jugaban juntos y aún no habían sido separados por sus obligaciones.

—Ha pasado tanto de eso...— suspiró mientras subía las escaleras y luego observó los ojos azules de su pequeño, que lo miró con atención al escucharlo.

—Mamá...— balbuceó, tocando su rostro con una manita.

—Sí... ¿Estás contento también, mi şehzade? Conocerás a tu tío.

—Pelo— balbuceó otra vez, ajeno a sus palabras y tomando la trenza del doncel, para mirar los adornos dorados entrelazados con las ebras.

—Repite conmigo: tío— pronunció lentamente, mientras se acercaba cada vez más a la habitación de Itachi.

—Pelo— repitió Menma, con una sonrisa casi desdentada.

—Tío— insistió Sasuke con diversión.

—Papa...

—Papá no está aquí ahora— resopló el doncel, vencido y dejando un beso en su cabeza de cabello oscuro.

Para su sorpresa, la puerta de la habitación en la torre estaba abierta, y el guardia que debía vigilarla, ausente. Sasuke, algo inquieto, apresuró sus pasos hasta asomarse al interior, encontrando a su hermano junto al guardia, jugando a las cartas en el suelo de piedra. La escena lo dejó inmóvil, y en cuanto los dos hombres lo vieron, se incorporaron rápidamente, sobre todo el soldado.

—Su... su alteza imperial, ¡Sasuke haseki sultán!— exclamó el guardia, anunciando su llegada bastante tarde.

—Creo que ya no hace falta— señaló el doncel con una risita y notando el rostro rojo y apenado del hombre.

—Mil perdones, su majestad— murmuró el guardia y salió, cerrando la puerta y dejándolos solos.

—¿Perdón por interrumpir?— preguntó divertido e Itachi, después de reír, se acercó con dos rápidas zancadas y lo abrazó.

—Desde que el sultán dió el permiso, he pasado cada minuto aguardando tu llegada— confesó, separándose un poco y sosteniendo el rostro del doncel entre sus manos —Más hermoso y feliz que nunca, mi pequeño hermano, temí tanto por tí durante este tiempo.

—Me hiciste mucha falta, Itachi— admitió con lágrimas en los ojos y sosteniendo una manito de Menma —Hubo ocasiones en las que me sentía tan solo...

—Pero has crecido...— señaló, colocando una mano sobre su corazón y haciéndolo sonreír ligeramente.

—Caminar junto a mi sultán, es maravilloso— suspiró, mirando de vuelta a su hijo junto a Itachi.

—Es idéntico a él, a no ser por el color de su cabello— sonrió el mayor —Su nombre...

—Şehzade Menma Uzumaki

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora