26. "Haseki Sultán"

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Después de haber salido de la habitación esa mañana, fué a observar el tamaño de la destrucción que había causado la explosión. Aún a primera hora, ya los sirvientes trabajaban recogiendo escombros y alistando las cosas para la reconstrucción. El ambiente era triste y decaído, sobre todo cuando después se dirigió al área de la servidumbre. Sabía que muchos compartían relaciones de amistad con las víctimas, y él respetó ese hecho vistiendo ropas oscuras ese día.

A pesar de la falta de ánimo, Sasuke notó como lo miraban sorprendidos tras haber llegado a los dormitorios de las sirvientas, guiado por Ino, pues solamente la valide, de vez en cuando, entraba a ese lugar para inspeccionar. La criada rubia le señaló uno de los pabellones, en el que habían al menos diez camas pequeñas y bien ordenadas, de telas poco coloridas. Sobre una de ella estaba Karin con una venda en su cabeza, quien al verlo llegar, intentó incorporarse.

—¿Qué haces?— regañó apresurado y colocó una mano en su pecho, forzándola a mantenerse acostada.

—Alteza, ¿qué hace aquí?— preguntó sorprendida.

—No lo sé, ¿venir a ver cómo estabas?— preguntó sarcástico y sonrió al notar la barbilla temblorosa de la mujer.

—El príncipe me salvó la vida... Se puso en peligro por una simple sirvienta— lloró y alcanzó la mano de Sasuke para besarla más de una vez.

—Significas mucho más que eso para mí, Karin, lo sabes— señaló y acarició su mejilla —¿Qué te dijo la doctora?

—Estaré bien en un par de días. Debo apresurarme y sanar, pronto llega la coronación y no puedo dejarle toda su preparación a esa inútil— señaló a Ino con la barbilla y Sasuke rió.

—Tu ausencia no se ha sentido en lo más mínimo— espetó la rubia, molesta.

—Me alegra ver que estás animada— mencionó el príncipe.

—¿Cómo no iba a estarlo, si el mismo haseki del imperio Uzumaki, ha venido a verme?— preguntó retórica y con una gran sonrisa.

Sasuke se quedó otros minutos conversando con Karin, y después dándole indicaciones a la encargada para que las heridas que se habían quedado en el Palacio de los Jazmines, tuviesen el adecuado descanso y alimentación. Después de eso, volvió al centro de la edificación y llegó al cuarto de Gaara, siendo anunciado y tras el permiso, entró, dejando a su criada afuera y notando que el pelirrojo no estaba solo. La valide sujetaba su mano, sentada en la cama y con semblante preocupado.

—Oh, Sasuke, has venido...— mencionó ella.

—Madre...— saludó —¿Cómo se encuentra?

—Pues físicamente bien, aunque inhaló un poco de humo, pero no ha querido hablarme— confesó —Ven, acércate— pidió. Sasuke se acercó lo suficiente como para notar los ojos jade del Gaara, perdidos en la lejanía, mirando a través de una ventana —Te dejaré un rato con él— anunció antes de colocar una mano delicada en su hombro y luego salir, entonces el príncipe ocupó su lugar en el colchón.

—¿Deseas algo de tomar?— preguntó y solo vió a Gaara negar con la cabeza —¿Por qué no has querido hablar?— suspiró —Debe haber sido duro para tí...— murmuró bajo y el pelirrojo se movió hasta apoyar la frente en su hombro.

—¿Cuántos murieron?— su voz sonó como un murmullo casi inentendible.

—Cinco...— respondió en voz baja.

—¿Y ese hombre...?

—¿Qué hombre?— preguntó Sasuke con curiosidad y lo sintió negar repetidas veces.

—Siento aún el calor del fuego— sollozó y el príncipe bajó la mirada y debido a la posición, a través del escote de Gaara, notó que tenía muchas cicatrices de quemadura en su espalda.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora