24. "Flores y fuego"

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Hacía calor en el interior del palacio, y debido a eso habían dispuesto para él, una manta sobre el césped, debajo de un almendro del jardín trasero. Gaara lo acompañaba y miraba entretenido como Kutsal se deslizaba hasta enrollarse justo sobre un rayo de luz  que atravesaba el follaje.

—Le gusta el sol— mencionó el pelirrojo y se movió un poco para atisbar la cabeza entre su largo cuerpo, riendo cuando ella sacó su lengua bífida.

Sasuke sonrió apenas, pero no dijo nada. Desde la madrugada su ánimo no era el mejor. Las palabras de sultán fueron duras de escuchar, también el hecho de que después de acompañarlo de regreso, solo le permitió despedirse con un beso sobre su cabeza.

Había defendido a Itachi, evitado su muerte, y resultaba que ahora se unía a esos de quienes Naruto intentaba defender su imperio, aquellos que aborreció por haberlos separado con su partida y los que deseó muertos antes del sultán. El destino era cruel, en cuanto le mostraba un poco de felicidad, la teñía de negro con malos sucesos, como la pérdida de Tamya. Gaara, notando su estado, se sentó más cerca y sujetó su mano.

—Al sultán no le gustaría verte triste— mencionó.

—No estoy triste... Quizás desilucionado— reconoció.

—¿Con quién o por qué?— indagó curioso.

—Con circunstancias ajenas a mis actos— suspiró, apoyando su espalda al tronco del árbol y viendo a los lejos como se acercaba un eunuco con un enorme ramo de flores primavera y jacintos.

Sonrió sin quererlo, pues sabía perfectamente quien las había enviado, y después de agradecer la entrega las miró con cariño, aunque la combinación de las dos especies era bastante inusual.

—¿Tuvo algún problema con el sultán?— preguntó Gaara con semblante preocupado, y sorprendiendo a Sasuke con su acierto.

—¿Por qué preguntas?— indagó y Gaara señaló los jacintos.

—Significan: "Por favor, perdóname" y las primaveras: "No puedo vivir sin tí"— explicó con una sonrisa dulce.

—¿De verdad?— preguntó el príncipe con ojos muy abiertos y recibiendo un asentamiento.

Naruto le había enviado un mensaje hermoso a través de las flores, y aunque la pena no se había ido del todo, Sasuke inmediatamente se sintió mejor. Sonrió algo aliviado y abrazó el ramo, bajo los ojos empáticos del pelirrojo.

—Debería responderle— aconsejó este.

—¿Qué podría enviarle? No conozco mucho del significado de las flores— reconoció apenado.

—Para su suerte, yo sí conozco. Solo dígame que quiere expresar y le aconsejaré la flor adecuada.

****

En la gran armería del palacio principal, el sultán inspeccionaba el estado de las armaduras y espadas de sus soldados, seguido de varios sirvientes y encargados del lugar. Justo después de tomar una de las armas más nuevas y hacer con ella una floritura para evaluar su balance, se acercó un muchacho de los recientemente captados para futuros jenízaros, con una carta en su mano. La extendió con una reverencia y el sultán la tomó y abrió, manteniendo una expresión seria. El mensaje informaba que su hermano mayor arribaría para la coronación, justo como había ordenado, y esa noticia le quitó un peso de encima. No le agradaba su presencia, pero el que Kakashi aceptara la invitación, evitaba un problema familiar y político en el que no quería participar.

Terminando con la inspección se dirigió a su despacho, encontrando aún a Neji allí. Desde la mañana, el capitán, después de aconsejarle que flores enviarle al príncipe, le dijo que inspeccionaría los mapas para tratar de encontrar algún lugar que los rebeldes pudieran haber elegido como escondite, en la zona Norte.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora