16. "Enfrentamiento"

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Sentado en un cojín sobre la alfombra, evitaba que Tamya retosara con los rollos de telas finas que sus sirvientas y par de costureras, le mostraban a orden del sultán. Él lo había dejado bien temprano, después de darle un cariñoso beso y desearle un buen día.

—¿Por qué eres así? ¿Acaso crees que todo es un juguete para tí? ¿Eh?— le preguntó a la gata con voz melosa, mientras la sostenía por debajo de sus patas delanteras y pegaba la nariz a la suya —Tan preciosa, mi lluvia...

—El príncipe está de muy buen humor— rió Karin por lo bajo y Sasuke la imitó con un color carmín en sus mejillas

—Y el sultán ha sido tan generoso...— añadió Ino —Debe estar también muy contento para enviar telas tan caras.

—No necesito más ropa— mencionó, frotando su mejilla en el pelaje negro de la gata, quien aún intentaba huir y clavar sus uñas en la seda.

—Pero sería descortés no aceptarla— aconsejó Karin y las costureras asintieron.

—Este color le quedará perfecto. Es el más fino que tenemos— mencionó una de ellas, extendiendo un rollo en color púrpura imperial —Para hacer solo un metro de este tono, se utilizan miles de caracoles solo hayados en Fenicia. Sin dudas es digno de su alteza.

—Y muy caro también— señaló y la mujer soltó una risita avergonzada —Creo que prefiero gastar el dinero de mi esposo en cosas más importantes— mencionó y luego comenzó a rebuscar entre las otras telas, cuando de repente entró sin avisar la primera esposa, quien se detuvo a mirar la escena y en su rostro severo se mostró una mueca al notar las sedas.

—¡Salgan todas!— ordenó, pero nadie se movió. Solo cuando Sasuke hizo un gesto de aprobación, Karin e Ino guiaron a las costureras afuera.

Sabía que Hinata no tardaría en enfrentarlo, y una de las razones por las que no había querido salir de su habitación ese día, era justamente esa. Estaba muy feliz, y deseaba evitar a toda costa que arruinaran su estado de ánimo, pero al parecer no podría huir para siempre del encuentro.

—No puedes venir a mis aposentos y dar órdenes a mis críadas— mencionó sin mirarla, solo atendiendo a Tamya.

—Tú tampoco puedes disponer del día que el sultán me dedica— siseó.

—Fué su majestad, quien vino a mí.

—Voy a creerte— señaló sarcástica y mirándolo con desprecio cuando Sasuke se puso de pie, quedando un poco más alto —¿Ahora te crees especial porque decidió pasar una noche contigo? Despierta, cuando se aburra de tí, todo volverá a la normalidad.

—¿Por qué se aburriría de mí? No soy tú...— retó, enfrentando su furia.

—Por supuesto que no. Ni siquiera lo conoces, yo estoy a su lado desde que era un simple príncipe superado por dos hermanos mayores. Cuando murió su padre, cuando subió al trono... El sultán tiene tan buen corazón, que es débil ante las causas perdidas, como Gaara y tú, pero ninguno de los dos podrá estar a su lado como haseki. Me criaron para ese puesto, soy su par perfecto, y cuando llegue la hora, solo serás un adorno más, justo como el segundo esposo y el cuarto que estará por venir— Sasuke mantuvo su rostro inexpresivo por más dolorosos que eran sus señalamientos —Disfruta por ahora— sonrió de lado con suficiencia.

—Ser la primera en su vida no te hace más importante, tú podrás ser parte de su pasado, pero yo seré el futuro del sultán. Nuestra diferencia no está en el tiempo que pasamos a su lado, sinó en que yo no deseo ninguna corona; que me ame, para mí es suficiente. Y sí, dices conocerlo muy bien, sin embargo actúas de manera deplorable, perdiendo los estribos y golpeando a alguien importante para él. Gaara no merece tu maltrato.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora