38. "El nacimiento del Şehzade"

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Sus sirvientes, incluso el capitán de su ejército, se mantenían al margen debido el semblante severo y enojado que el sultán tenía desde temprano. Aún así, debían dar su parte de los sucesos recientes en el imperio y solicitar las decisiones del monarca. Naruto no se quiso quedar en su despacho, estaba demasiado tenso como para mantenerse quieto, así que hizo a todo el séquito caminar destrás de él por los pasillos de su palacio, mientras los escuchaba.

—Creo, su alteza, que la criada debe haberse refugiado con los rebeldes. Es lógico si piensa que pudo haber sido ella quien facilitó la explosión en ese entonces— dijo el capitán Shikamaru.

—No sabemos si estaba involucrada con ellos, tal vez lo hizo solo por órdenes de Hinata— respondió frío mientras andaba con sus manos a la espalda —No entiendo como no la han podido encontrar si ha pasado más de un año— señaló furioso y todos bajaron la cabeza cuando el sultán miró atrás, pero luego su atención fué llamada por la llegada de Neji —¿Dónde estabas metido?— inquirió.

—Perdone, sultán... había olvidado...— intentó justificar su tardanza, pero el acercamiento de otra persona lo salvó de la interrogante.

—Su alteza, el haseki está dando a luz— anunció de repente una criada joven del Palacio de los Jazmines, y el semblante enojado de Naruto cambió por completo a una sonrisa amplia de felicidad.

No escuchó los buenos deseos de sus sirvientes, simplemente retornó por el mismo pasillo por el que paseaba y casi corriendo atravesó la reja de hierro. Había un gran movimiento en la servidumbre y varias criadas curiosas se agrupaban delante de la puerta del haseki, pero se dispersaron en cuanto lo vieron, excepto Kurenai, quien guardaba la entrada e hizo una profunda reverencia en saludo.

—¿Cómo está?— preguntó solícito y sin apartar la vista de la puerta cerrada, luego abriendo grande los ojos cuando escuchó un gemido adolorido.

—El haseki lo está haciendo bien, sultán— respondió segundo antes de que la valide sultán saliera, junto a otra chica de la servidumbre que llevaba paños ensangrentados en sus brazos.

—Madre...— murmuró, viendo a la jovencita alejarse un poco preocupado y luego inclinándose a un lado para atisbar al interior, pero la valide sultán cerró la puerta.

—Ve y espera tranquilo en otra parte, sabes que no debes estar aquí— regañó Kushina.

—¿Y si le pasa algo?

—No le pasará nada. Es un chico fuerte y el parto avanza como debe— respondió y Naruto se mordió el labio, muy ansioso, cuando escuchó otro grito. La valide negó divertida y comenzó a empujarlo lejos del lugar —Regresa a tus labores, te llamaré en cuanto nazca— rió y Naruto tomó su mano y la besó antes de obedecer, pero contrario a lo que le pidió su madre, no puedo alejarse mucho.

Caminó entonces a la fuente más grande del jardín y allí se sentó, con los codos apoyados en sus rodillas. Sus dedos pulgares se rozaban entre sí en un gesto nervioso y el sultán no notó el paso del tiempo, solo moviéndose para recibir una bebida que le había traído alguien de la servidumbre. Cuando empezaron a salir las primeras estrellas, se escuchó la algarabía de las críadas en todo el lugar, y sin pensarlo regresó a la habitación del haseki, no dispuesto a dejar que lo volvieran a echar. Pero esta vez la puerta estaba abierta y entró después de evitar a par de mujeres, que salieron con más ropa de cama sucia y cuencos grandes de agua rojiza. En la estancia estaba su madre, la doctora, Gaara y las críadas de Sasuke, el que permanecía sobre la cama con semblante muy cansado, pero aún así le sonreía a la criatura en sus brazos.

—Es un varón, sultán, un niño sano y fuerte, digno de ser el primogénito— informó la doctora y Naruto soltó una carcajada emocionada antes de acercarse y sentarse junto a su esposo, para observar el bebé.

Era muy pequeño y tenía la piel enrojecida, también su cabello negro y húmedo pegado a su cabecita, pero agarraba fuerte el dedo del haseki con su diminuta manito y fruncía el ceño como si estuviera molesto. El monarca suspiró compungido y besó sus deditos antes de dejar un beso en los labios de Sasuke.

—Siento como si mi corazón fuera a salir de mi pecho de tanta alegría. Gracias por darme a un hijo tan hermoso...— sujetó una de sus manos y lo miró con ternura antes de ponerse de pie otra vez —el que desde este momento llevará el nombre de Şehzade¹ Menma Uzumaki—dijo con voz más solemne y todos los presentes en la habitación hicieron una pronunciada reverencia.

Naruto no se separó de su familia el resto del día, olvidando cualquier obligación y disfrutando de cada pequeña expresión o movimiento del nuevo príncipe, quien en horas no hizo más que dormir y mamar, acostado junto a su madre mientras la cuna y otras pertenencias lujosas fueron traídas y acomodadas con cuidado.

—¿El sultán podría llevarse a Kutsal a su habitación? Me temo que el llanto de un bebé no será de su agrado— preguntó Sasuke en un susurro, cuando Naruto hubo tomado a su hijo en brazos para que comiera un poco.

—De acuerdo— susurró también sin apartar la vista del bebé —Creo que se parece más a mí que a tí— señaló orgulloso.

—Es muy pronto para saber eso— rió el haseki.

—¿No ves que es mi viva imágen? Solo tienes tu cabello oscuro... y quizás la nariz— añadió después y Sasuke negó con diversión —Espero que no me dé tantos dolores de cabeza como su madre.

—No le doy dolores de cabeza— protestó el haseki y Naruto retuvo una risita burlona —¡Es en serio!— exclamó.

—¡Shh...!— regañó el sultán —¿Quieres despertarlo?

—Retire lo que dijo— ordenó.

—Solo puse la verdad sobre la mesa. El haseki es bastante testarudo y celoso...

—¿Sigue molesto por lo de esta mañana?— preguntó ofendido.

—Claro que no— sonrió amplio, haciendo que Sasuke relajara su postura —Acabas de darme un hijo y estás a salvo, cualquier otra cosa ahora para mí está olvidada— murmuró y otra vez miró al bebé  —¿Viste que benévolo es tu padre, pequeño şehzade?— preguntó y el haseki rodó los ojos antes de soltar una risita.

—Ver al sultán feliz, me hace feliz también— murmuró bajo, apoyando la cabeza en la almohada y casi vencido por el cansancio. Naruto extendió una mano y acarició su mejilla suavemente antes de levantarse y dejar al bebé en su cuna, regresando después a su lado.

—Sasuke, te amo... a tí y a ese bebé que recién conozco, pero por el cual entregaría todo.

—Lo siento aquí,— llevó una mano a su pecho y luego el monarca secó el rostro del doncel cuando se le escapó una lágrima —el amor de mi sultán, de mi esposo, de mi amante... No quiero que piense en mí, como alguien sin escrúpulos.

—Jamás lo haría— confesó, acostándose a su lado y mirándolo de cerca, encontrándolo precioso a pesar de las ojeras de cansancio y sus labios secos —Tampoco te he hablado tanto de mis vergüenzas, como para que entiendas la razones por la que no puedo complacer tu última petición.

—Yo sí entiendo... Conozco a mi esposo lo suficiente como para saber que lo aqueja— afirmó y luego se quedó un poco pensativo —Si el sultán...— murmuró indeciso —Creo que lo mejor es que sepa, pero prométame que pensará con su corazón y no con su orgullo, sobre lo que le voy a contar.

Şehzade¹: Título utilizado en el Imperio otomano para referirse a los descendientes varones del soberano otomano por línea masculina. Su equivalente sería el título de príncipe.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora