18. "Terrores expuestos"

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Tembló de miedo, el monarca tenía los hombros tensos y lucía mucho más enorme, sus puños estaban tan apretados, que sus nudillos se mostraban blancos y el rostro rojo delataba su estado de furia junto a unas pupilas contraídas. Sasuke retrocedió un paso y notó como las personas empezaron a llegar, entre ellas Hinata, la valide, y mucha servidumbre.

—¡Respóndeme!— exigió el sultán.

—Ta... Tamya se quedó en el alero y no podía bajar— explicó apenas, entonces jadeó temeroso cuando Naruto alcanzó la gata y sujetándola por la piel de su nuca, la alejó de él.

—¡No quiero ver ni a un solo gato en mi palacio!— ordenó colérico al jefe de los eunucos.

—¡Es mía!— exclamó Sasuke desesperado —¡No puede llevársela! ¡Si la aleja de mí, no se lo perdonaré!— gritó, sorprendiendo a los presentes y haciendo que Naruto se crispara aún más.

—¡¿Acaso eres consciente del peligro en el que te pusiste?!— preguntó con ojos muy abiertos y luego estiró el brazo, sacando a la gata fuera del barandal y amenazando con arrojarla. Sasuke negó rápidamente y estiró sus manos, pero el sultán lo retó con la mirada —¡¿Lo sientes?! ¡¿Lo sientes, verdad?! ¿O quizás así?— inquirió dejando la gata en el suelo y alcanzando a Karin, haciéndola inclinarse hacia el vacío.

La criada gritó aterrorizada y Sasuke cayó de rodillas.

—¡No...!— sollozó.

—Su majestad, por favor...— rogó la valide, con las manos sobre su pecho.

Naruto volteó a verla, pero su enojo no aminoró, dejó ir a Karin y sujetó bruscamente el brazo de Sasuke, obligándolo a levantarse y caminar. Todos se apartaron a su paso, y al llegar a la habitación del príncipe, lo arrojó a la cama.

—El sultán es tan cruel...— lloró angustiado, hecho un ovillo sobre las sábanas.

—¡¿Cruel?! ¡¿Soy cruel?!— inquirió y después de dar un portazo, otra vez tomó su mano y la colocó sobre su pecho. Sasuke jadeó conmocionado al notar los latidos tan fuertes y acelerados de su corazón, y luego como sus ojos azules se llenaban de lágrimas —¡Dices amarme y te pones en peligro de esa manera! ¡Quisiste que solo fuera tuyo y lo soy! ¡¿Qué demonios hago si te caes, si mueres?! ¡¿Cómo eres capaz de arriesgarte y condenarme a una vida de penurias con tu ausencia, cuando hace minutos te he puesto por encima de mi propio imperio?!— gritó.

—Lo siento...— lloriqueó, pero el sultán solo negó y le dió la espalda antes de dejarse caer sentado sobre la alfombra y cubrir su rostro. Al ver como sus hombros temblaban, el príncipe cubrió su boca y retuvo un sollozo.

—¿Acaso tu cariño es más valioso que el mío? ¿Por qué puedes exigir de mí, y entonces me recriminas cuando me sentí morir de miedo? ¡Pones mi felicidad en una balanza junto a un maldito animal!— gruñó en su garganta y a pesar de su evidente furia, Sasuke se atrevió a bajar de la cama y caminar hasta él.

—Solo intentaba... Naruto...— llamó, sin encontrar palabras que pudiera justificar que sus acciones estuvieran verdaderamente a la par de su sufrimiento.

Al final, terminó colocando una mano en su hombro al ver que no reaccionaba, y por un momento pensó que lo rechazaría, pero el sultán solo tiró de él y lo sostuvo en brazos, tan fuerte, que jadeó en busca de aire.

—Te amo— lo escuchó murmurar sobre sus ropas y el príncipe retuvo la respiración —No te vuelvas a poner en peligro... te lo ruego. Si te llegase a pasar algo a tí, sé que esta vez no podré recuperarme.

No pudo preguntar qué quizo decir con esas palabras, porque el sultán buscó su boca y lo besó tan intensamente, que parecía que la única forma de serciorarse de que estaba completamente a salvo y con él, era reclamándolo de nuevo, como tantas veces había hecho ya.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora