28. "Corazones abiertos"

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Lo había desnudado, y ahora príncipe permanecía sobre la cama. Aquel cuerpo toxicamente atractivo que le robaba el aliento y su capacidad de razonar, su piel blanquecina adornada con brazaletes, tobilleras... La cadena de oro en su cintura y la gargantilla completaban el conjunto de joyas, haciéndolo lucir como el más hermoso de los tesoros que poseía. Esos ojos negros y jóvenes lo miraron con picardía, luego mordió sus labios y se acercó hasta arrodillarse cerca del borde de la cama, mientras sin vergüenza observaba como el sultán se desvestía.

Cuando la última prenda del monarca cayó al suelo, el haseki acarició el duro y marcado abdomen de su esposo, encontrando venas prominentes en su ingle, las cuales continuaban sobre su potente virilidad. Las puntas de sus dedos tocaron la humedad y luego la regó en forma circular, haciéndolo escuchar satisfecho un gruñido ronco y bajo.

—¿Me permitirá el sultán, beber de él esta noche?— preguntó ladino, provocando que el monarca relamiera sus labios con diversión. Pero el príncipe no dió tiempo a recibir una respuesta, pues sujetando el miembro de su esposo, lo deslizó sobre su mejilla mostrando absoluto deseo y adoración antes de meterlo en su boca.

Naruto inclinó la cabeza hacia atrás y jadeó, mientras estiraba sus manos y sujetaba la parte superior del dosel, reteniendo el impulso de agarrar fuerte la cabeza del haseki y follar su garganta, pero aún así se notaba su ansiedad en las leves e incontrolables embestidas que daba con sus caderas. Esos labios de miel, ya rojos, dejaron ir su erección cuando estuvo a punto de un orgasmo, y anonadado observó como el príncipe se daba la vuelta y sentado sobre sus talones, lo miraba provocativo sobre su hombro. La vista era una exquisitez, aquella trenza larga y oscura, también adornada por cadenas de oro, descansaba sobre su columna vertebral hasta llegar a sus glúteos, y el sultán, ya sin medir su deseo, sujetó su cabello y lo enrolló en su muñeca antes de tirar de él y hacerle inclinar la cabeza hacia atrás. Se subió a la cama y mordió su hombro, arrancándole un gemido adolorido antes de repartir besos toscos que acompañaron la intrusión de sus dedos en la entrada del doncel.

—No mides el peligro... Sasuke— bramó, arrebatándole un grito al llegar más profundo mientras más tiraba de su cabello, y pronunciando su nombre como una plegaria —Me provocas, luego me haces enojar, ahora me seduces poniéndome al límite ¿Acaso no temes a tu sultán? Te aprovechas de mi debilidad hacia tí, para permitirte ser caprichoso...— acusó introduciendo otro dedo y después de moverlos en su interior, se escucharon en la habitación los gemidos del primer orgasmo del haseki —Y yo cedo, porque simplemente me enloqueces.

—Naruto...— gimió tembloroso y luego retuvo la respiración al ser invadido por el miembro del sultán, más duro y enorme de lo que alguna vez lo sintió.

—Has arruinado cualquier diversión o satisfacción que pude haber sentido antes de tí. Ahora mi mundo gira a tu alrededor, y si no es contigo, mi haseki, este sultán no le encuentra sentido a su vida— raspó sobre la piel de su nuca, rodeando su cintura con un brazo y pegándolo tanto a él, que el príncipe ya ni siquiera tenía las rodillas apoyadas en el lecho.

—Su majestad es el primero y único que ha ocupado mi corazón... No está... nghhh... no está ofreciendo su cariño sin nada a cambio— jadeó tembloroso —Mi cuerpo, mi alma, todo le pertenece al sultán. Si el sultán me ama, yo lo amaré veinte veces más, si el sultán sonríe por mi causa, ni siquiera necesito agua para beber... El sultán se convirtió en mi presente y mi futuro, el sultán es mi aliento, mi deber, mi capricho, mi deseo más supremo... Vivo por mi sultán y para mi sultán vivo...— aseguró con lágrimas en los ojos y cayó a gatas cuando Naruto se inclinó sobre él, clavando las uñas en su piel a la vez que lo llenaba con el producto de su orgasmo.

—Mi adorado esposo, cuando pensé que no podía amarlo más, me colma de devoción y el límite de mi afecto desaparece— raspó, ahora moviendo lentamente sus caderas, mientras con una mano lo hacía girar su cabeza para encontrar sus labios —Tienes al hombre más poderoso del mundo, completamente a tus pies.

El favorito del Sultán (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora