Capítulo 13 / Parte 2

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*NARRA ALBA HASTA NUEVO AVISO*

Aterricé sobre tierra y hojas caídas. Miré a mi alrededor. Me encontraba en un bosque. En un principio me recordó al campamento, pero pude ver varios conejos y algún ciervo. En el tiempo que estuve allí, no ví apenas un ciervo. Seguí a los animales. Me llevaron a un claro del bosque, después de caminar mucho. Me senté en uno de los troncos que había en el suelo. Cada vez aparecían más animales. Estaba rodeada de conejos, pajarillos, ardillas e incluso un búho. Éste me trajo una manzana, la cual acepté de mucho gusto. Los pájaros trajeron un par de flores silvestres que me colocaron en el cabello. Un tiempo después, los pájaros empezaron a tirarme de las mangas para levantarme. Me guiaron otra vez por el interior del bosque.
Tras caminar un largo rato, llegamos a una casita que parecía abandonada.
-¿Hola? -Piqué a la puerta.- ¿Hay alguien?
No obtuve respuesta. Empujé un poco la puerta. Ésta se abrió y entré con cautela.
Me encontraba en un salón-cocina, todo muy rústico. A mí izquierda habían unas escaleras. No había nada en la planta baja. Me dí una vuelta por la cocina y no encontré nada que me indicara que alguien había estado últimamente por allí.
Subí las escaleras esperando encontrar alguien, pero lo único con lo que me topé fue con una cama y un armario. Había una ventana en la que se habían apoyado los pájaros. Volaron hacia mí y se dirigieron al armario. Abrí la puerta y me encontré un vestido negro, blanco y beige de campesina, con una cinta de pelo negra. Me lo probé, y me quedaba como anillo al dedo. Era muy bonito.
Volví a la planta baja y los pajarillos me colocaron una capa y me tendieron una cesta de mimbre. Me fuí al bosque de nuevo, acompañada por todos, y recogí frutas y flores. Llegamos a un estanque precioso. Me senté en una gran roca que había al lado del agua.
Pasó toda la tarde y estaba anocheciendo. No quería perderme enmedio de ese bosque, así que decidí volver a la cabaña.
Al llegar ví que todo seguía como lo había dejado. Al ser tarde y además por mi cansancio decidí acostarme en la cama que había en el piso de arriba. Me resultó imposible conciliar el sueño, y empecé a pensar. A pensar en Yaiza. A saber dónde estaría ella ahora... Sólo rezaba por que nada ni nadie le hubiese hecho daño. Quería volver a verla. Allá donde estuviese, la encontraría. Pero, ¿cómo lo haría si ni siquiera sabía dónde estaba yo? Era una situación de locos. Pan está loco. ¿Por qué diantres me mandó a este lugar? Pobre Félix... No se cómo habí podido estar al lado de ese chico. Una cosa tenía clara, y es que si volvía a Nunca Jamás no me quedaría callada. Le diría todo lo que pensaba a Pan en la cara. Aunque... ¿Y si resulta que no me había ido? Quien sabe, esa isla era bastante grande... Y quizá sí habitaban ciervos por allí...
Entonces, se me ocurrió un método para saber si estaba en lo correcto. Me senté en la cama y puse mi mano recta. Deseé una manzana, pero no pasó nada. Absolutamente nada. Eso quería decir que no estaba en Nunca Jamás, pero entonces, ¿dónde estaba?
Confundida, volví a acostarme y conseguí dormirme tras dar muchísimas vueltas.

A la mañana siguiente escuché los pájaros cantar. Estaba despierta solo que con los ojos cerrados. Noté un escalofrío recorrer mi cuerpo, y los pájaros dejaron de cantar. Enseguida supe el por qué.
Había alguien en la sala. Abrí de golpe los ojos al notar la fría cuchilla de una espada rozar mi cuello.

Once Upon A Time...《Peter Pan》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora