Regresábamos del aeropuerto después de dejar a mi madre por el viaje a Milán, se quedaría todo el fin de semana al desfile donde muchos de sus diseños serían presentados.
Por otro lado Tom y yo permanecíamos callados, no habíamos vuelto a hablar desde el día de la cena y ni siquiera lo podía ver a los ojos por la vergüenza que aún sentía.
— ¿Quieres que compre algo de comer? —Dijo luego de estar todo el camino sin decir nada—.
— No gracias —Dije mirando por la ventana que ya estábamos llegando a casa— Invitaré a alguien a casa —.
No respondió y solo se quedó callado estacionando el coche para luego suspirar quitándose el cinturón.
— Olivia, espera —Me detuvo antes de que abriera la puerta dispuesta a salir— No porque nos hayamos besado, quiere decir que no podamos volver a hablar —.
— Ya lo se —Dije rodando los ojos— Ya no quiero tocar el tema —.
— ¿Entonces por qué estás tan enojada? —Frunció el ceño levantando la voz un poco—.
— No estoy enojada Tom, solo no quiero hablar contigo por ahora —Baje la mirada viendo mis pies— Es incómodo para mi —.
— Está bien —Dijo asintiendo rascándose la cabeza— Te daré tu espacio —.
— Gracias —Le sonreí bajando del coche—.
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" Ya estoy aquí "
Leí el mensaje de Trevor avisándome que había llegado. La verdad es que ya era la tercera vez que me invitaba a salir pero me negaba excepto por hoy, la última vez que nos vimos me hizo saber que le gustaba mucho y que quería seguir viéndome para ver si podíamos llegar a algo más.
La razón por la que acepte verlo era porque necesitaba distraerme de todo el asunto de Tom y de mi madre estando embarazada que aunque ya lo sabia, no me dejaba tranquila la curiosidad de conocer al dichoso hombre.
Salí rápido de la habitación para no hacerlo esperar cuando escuché la voz de Tom platicando con alguien.
— Hola Liv —Saludó Trevor viéndome con una sonrisa cuando me vio acercándome—.
— Hola, pasa —Le sonreí abrazándolo— Veo que ya conociste a Tom —.
— ¿Es tu hermano? —Dijo a lo que yo me reí nerviosa negando con la cabeza—.
Tom lo miró soltando una risa burlona levantando una ceja, yo solo veía la escena deseando poder evitar este incómodo momento.
— Soy su padrastro —Respondió mirándome cruzándose de brazos— ¿y tú eres? —.
— Mucho gusto, soy Trevor —Le tendió la mano a lo que este acepto estrechándola fuerte— Amigo de Liv —.
— El gusto es mío —Dijo sin emoción alguna asintiéndole—.
Voltee a ver a Tom quien nos miraba con el ceño fruncido cerrando la puerta, parecía molesto.
— Gracias por atender la puerta —Dije con una leve sonrisa— Ven, te mostraré la casa —.
Tomé a Trevor de la mano y lo llevé a que conociera todas las habitaciones, empezando por la sala donde teníamos muchas pinturas de distintos artistas junto con una gran pantalla y un juego de sillones muy cómodos.
Seguimos a la cocina que en realidad no había mucho que ver salvo por una especie de almacén lleno de todo tipo de dulces y snacks.
Continuamos yendo al cuarto de juegos, que parecía más la habitación de un adolescente llena de videojuegos que la mayoría eran de Tom y un proyector donde también podíamos ver películas.
