Narra Tom
— ¿Ya iban a estar tus padres aquí? —.
Pregunté conduciendo por la entrada del restaurante, viendo como los chicos del valet parking se acercaban para abrirnos la puerta y después estacionar ellos el coche.
— Si, ya debieron haber llegado —.
Contestó mirando por la ventana, tomando su bolso y haciendo para arriba sus lentes, dejándolos descansar en su cabeza, que no se porque usaría lentes estando de noche pero bueno, cosas de mujeres.
Bajé del auto rodeándolo para encontrarme con Kim del otro lado, tomando mi brazo para entrar juntos por la puerta.
— Buenas noches, ¿a qué nombre tiene su reservación? —Preguntó la señorita encargada de recibir a las personas en la entrada—.
— Tom Kaulitz —Respondió Kim por mi antes de que siquiera yo abriera la boca para hablar—.
Suspiré rodando los ojos hacia un lado para que no se diera cuenta y esperé paciente a que buscaran mi nombre en la lista para que nos pudieran pasar.
— Perfecto, pasen por aquí por favor —.
La seguimos hasta donde sería nuestra mesa en la cual ya se encontraba una pareja, los padres de Kim, viendo hacia todos lados como si llevaran horas esperándonos.
Esto va ser más difícil de lo que pensé.
— Tienes que estar bromeando —Dije en voz baja sin poder despegar mi vista de una mesa en particular—.
Era Olivia con el imbécil de Andrew.
Vi como su sonrisa se fue borrando en segundos en el instante que sus ojos se encontraron con los míos, su rostro cambió de uno feliz a uno triste y debo admitir que me dolió.
Después de lo que pasó me era imposible sacarla de mi mente y más aún teniéndola que ver aquí.
¿Cómo se supone que finja total felicidad con los padres de Kim cuando mi gran amor está a unas cuantas mesas cenando con alguien más?
— ¿Qué pasa cariño? —Preguntó llamando mi atención de nuevo a ella, le di mi mejor sonrisa y negué levemente—.
— Nada, vamos a sentarnos —.
Tragué saliva rogando para que no la viera y así poder que la cena pasara rápida y nos pudiésemos ir cuanto antes de aquí.
No necesito verla aquí después de lo que pasó.
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— Bueno pues yo diría que ya están a buen tiempo —.
Habló la madre de Kim sonriendo de oreja a oreja, recargando sus codos sobre la mesa acercándose más a nosotros quienes estábamos sentados frente a ellos en la mesa.
— Absolutamente —Asintió su padre igual de sonriente mirándonos a ambos— Claramente ya no son unos niños y pues viven juntos desde hace un año así que, ¿por qué no? —.
— ¿Por qué no que? —Levanté una ceja curioso, esperando a que no se refirieran a lo que pensaba—.
Ambos rieron a carcajadas en cuanto vieron mi cara de confusión, haciendo que algunas de las personas cerca de nosotros voltearan a ver incómodamente.
Kim solo me miraba furiosa como si de verdad yo no supiera de qué hablaban sus padres, lo cual si sabía pero rogaba para que mágicamente fuera otra cosa.
— ¿Por qué no casarse pronto? —Soltó su madre mirándonos tiernamente mientras sostenía la mano de su esposo— Es lo único que les falta, es como si ya lo estuvieran pero tienen que hacerlo oficial, claro —.
