Mis ojos llenos de lágrimas me impedían ver casi por completo la carretera, haciéndome imposible conducir con normalidad mientras aceleraba cada vez más tratando de llegar lo más pronto posible al hospital.
Sentía como el aire de mis pulmones se esfumaba por completo a medida que pasaban los minutos, ahogándome en mi propia angustia y preocupación.
Tan solo el hecho de imaginarme a Tom estando en una situación así me hacía perder la cabeza, no tenía idea de cómo estaba ni de qué tan grave había sido el accidente y honestamente no quería pensar en eso mientras manejaba porque estoy segura que probablemente perdería el control del auto.
Por fin luego de lo que parecieron horas, llegué al hospital entrando directamente a urgencias, preguntando rápido en la recepción por Tom para ver si seguía aquí o si lo tenían en otro sitio.
— ¿Entonces puedo pasar a verlo? —Pregunté aliviada mientras me secaba con el dorso de mi mano un par de lágrimas—.
— ¿Es usted familiar? —.
Asentí rápidamente pasando un mechón de cabello por detrás de mi oreja.
— Es mi padrastro —Dije tragando saliva, obviamente sin dar detalles de que de hecho habíamos tenido una relación y que ayer nos besamos—.
Gracias al cielo me dejaron entrar al área donde lo tenían y en cuanto vi hacia la sala de espera me encontré con Kim, sentada en una de las sillas con las piernas pegadas a su pecho y su cabeza apoyada en las rodillas mientras las abrazaba.
Respiré hondo mientras me acercaba a ella, aún dudando si era la mejor idea pero no tenía otra opción, si no lo hacía ya, se iba a enterar de todas formas que estuve aquí.
— Kim —Hablé en voz baja tomando asiento lentamente junto a ella—.
Levantó su rostro luego de unos segundos volteando suavemente a verme, revelándome sus ojos completamente hinchados y rojos debido al llanto mientras su expresión reflejaba pura tristeza y coraje al mismo tiempo.
Se veía agotada, probablemente no había logrado dormir nada desde que llegó.
Sin decirme una sola palabra, volvió a esconder su rostro entre sus rodillas ignorándome por completo, como si no me hubiese visto.
— ¿Qué fue lo que pasó? —Pregunté queriendo saber algún tipo de información antes de que la intriga comenzara a comerme viva—.
Soltó un suspiro incorporándose en la silla, esta vez sentándose normal, recargando su cabeza contra la pared mientras mantenía los ojos cerrados.
— Salió de casa en la noche porque según tenía unas cosas que hacer —Presionó sus labios mientras fruncía el ceño negando levemente antes de continuar— Lo llamé varias veces luego de que pasaran un par de horas sin saber de él y cuando respondió finalmente, estaba muy ebrio, tanto que apenas podía completar una frase correctamente —.
Tragué saliva manteniendo la calma, deseando no desmoronarme frente a ella mientras la escuchaba.
Se frotó los ojos con sus puños, moviendo su flequillo despeinándolo más de lo que ya estaba, respirando hondo me miró en desaprobación unos segundos antes de comenzar a hablar de nuevo.
— Cuando le pregunté el por qué estaba bebiendo, me dijo que era por ti —.
— ¿Por mi? —Pregunté en un hilo de voz sintiendo como toda la sangre me bajaba hasta los pies, llegando a sentirme mareada apunto de desmayarme—.
— Dijo que habían tenido una discusión en el trabajo —Me miró culpándome completamente, cosa que no era del todo mentira— No se porque pelearon pero debió ser algo serio para que su manera de olvidarlo fuera bebiendo y momentos más tarde fue que me llamaron diciéndome que había tenido un accidente —.