Narra Tom
Me acerqué a la mesa de dulces para agarrar un poco de fresas cubriéndolas con chocolate de una fuente que contraté para esta noche, me giré contento de haber organizado esto viendo a todos lados asegurándome que siguiera todo en orden y la verdad todo iba de maravilla, Olivia se veía tan feliz de ver aquí a su familia y eso me hacía mas feliz a mi.
Definitivamente fue una muy buena idea hacerle esta fiesta sorpresa y ya mañana que su familia se vaya, le tendré aún más sorpresas por ser su día de cumpleaños, no puedo esperar.
Caminé lento en dirección a ella para llevarle las fresas que se que le encantan aprovechando para pasar un rato juntos ya que casi no habíamos hablado en toda la noche.
— Tom, ¿podemos hablar? —Escuché la voz de la madre de Heidi detrás de mi, me di la vuelta viéndola sonreír y asentí devolviéndole la sonrisa—.
— Por supuesto, sólo le daré esto a Olivia —Apunté el plato que llevaba en la mano dando un paso atrás—.
— Será solo un segundo —Me tomó del brazo mientras sonreía impidiendo que fuera, fruncí el ceño confundido preguntándome que era tan importante como para querer hablar conmigo con urgencia—.
— De acuerdo —Suspiré accediendo yendo con ella a una distancia más lejos de donde los demás se encontraban para tener más privacidad—.
La miré esperando a que dijera algo pero parecía no encontrar las palabras correctas, solo abría la boca y la cerraba sin poder pronunciar, la verdad no tenía ni idea de lo que estaba a punto de decir.
— Lo que sea que tienen tú y mi nieta tiene que acabarse ya —.
Sentí todo mi cuerpo tensarse de inmediato al escucharla, no sabía cómo reaccionar ante el hecho de que ya supiera de lo nuestro, me miraba molesta pero sus ojos eran de decepción y con justa razón, estaba saliendo a escondidas con la hija de la que fue mi esposa, ¿que se supone que debía decirme? Todo excepto un felicidades, aún así me esperaba que dijera cualquier cosa menos esta.
— Yo la quiero, la quiero de verdad —Dije armándome de valor confesando lo nuestro sin importarme lo que dijera, estaba seguro que en algún momento se enterarían pero no pensé estar en esa situación tan pronto— Y créame que amé muchísimo a su hija, Heidi era mi vida desde que la conocí me enamoré por completo es por eso que no dudé ni un segundo en hacerla mi esposa, y se que no lo entenderá y probablemente me juzgue por lo que diré, pero lo qué pasa entre Olivia y yo es totalmente inesperado, ninguno de los dos planeó esto y ahora ella es lo más importante que tengo y no la pienso abandonar —.
Honestamente no supe en qué momento salieron todas esas palabras de mi boca pero me sentía satisfecho, cueste lo que cueste no iba a negar lo que teníamos, jamás lo haría.
— Escucha, eres un gran hombre Tom de verdad lo creo, cuando Heidi nos presentó quedé encantada contigo porque eras justamente lo que siempre quise para ella, alguien que la amara de verdad y la apoyara a pesar de su pasado —Dijo desviando la mirada al cielo sonriendo levemente— Desafortunadamente ya no está y entiendo que quieras buscar a alguien más con quien compartir momentos especiales, es totalmente válido volver a enamorarte y rehacer tu vida pero por favor no me pidas que acepte que escogiste a Liv cómo esa persona —.
Mi mirada se posó en Olivia quien seguía sentada y reía como una niña pequeña probablemente por algo que haya dicho, se veía tan hermosa que no pude evitar sonreír.
— Y si esto no termina voy a llevarla a vivir conmigo a casa —Dijo luego de unos segundos haciéndome volver a la conversación—.
La idea de tener a Olivia lejos de mi me daban escalofríos, no quiero ni imaginarme que sería dormir por las noches sin ella o no poder verla sonreír durante el día, ella es todo mi mundo y mi felicidad.