— Lo entiendo, pero eso tendrá que esperar un poco —Dije levantando mis hombros restándole importancia por completo— Ahora mismo mi prioridad es otra —.
En lo último que pienso es en el trabajo.
Giré mi cabeza hacia un lado buscando con la mirada a Kim, quien se suponía tenía que llegar hace una hora.
— Señorita Klum, la pasarela es en este mes y necesita tener todo listo con mínimo dos semanas de anticipación al evento —.
Rodeé los ojos suspirando, comenzando a desesperarme por la poca empatía que tenía esta gente.
— Ya lo sé, pero tengo un asunto familiar que necesito atender y... —.
— Es importante que cumpla con su compromiso y tenga todo listo señorita Klum —.
Habló interrumpiendo de pronto lo que decía, comenzando a elevar la voz a través del teléfono.
— No pienso discutir con usted —Fruncí el ceño sosteniendo el teléfono del otro lado de mi oreja mientras caminaba por el pasillo— Si quiere que esa pasarela salga a la perfección, va a tener que esperar —.
Sin decir más colgué la llamada de una vez por todas.
Es por eso que necesitaba a Kim para ir personalmente allá y explicarles la situación pero en cambio aquí estaba peleándome con una tipa que ni siquiera conozco, seguramente pareciendo una loca por cómo me miraban las personas que pasaban al lado mío.
Caminé de vuelta a la sala de espera aún sin rastros de Kim por ningún lado, la llamé por cuarta vez en el día sin obtener respuesta, suspiré sentándome sobre los fríos asientos una vez más mientras esperaba a que se diera la hora de visitas para poder ver a Tom un momento, como lo había estado haciendo estos últimos días.
La verdad es que la vibra entre nosotros estaba algo tensa desde que nos habíamos vuelto a besar, no era incómodo pero si vergonzoso ya que cada que nos veíamos era imposible no ponernos nerviosos.
No habíamos tocado el tema en si pero estaba segura de que sentía lo mismo que yo, que sentía las mismas ganas de estar juntos.
Por supuesto pensaba en Andrew y en automático me sentía culpable, no era nada justo que le hiciera algo así, mucho menos sabiendo que no está aquí para enterarse.
Necesitaba hablar con él lo más pronto posible y confesarle todo; ya no quería cargar con la culpa.
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— Si quieres puedo cubrirte un rato —.
— Estoy bien —Afirmé cortante mientras asentía desviando la mirada, convenciéndome a mi misma de que el cansancio que sentía era mental—.
Ana me miró con una mueca de preocupación en su cara, sentándose junto a mi en uno de los tantos asientos vacíos de la sala de espera, tomándome suavemente del hombro para que volteara a verla.
— Liv, llevas aquí dos días —.
— Y me quedaré los que sean necesarios —Solté frunciendo el ceño molesta, alejándome de su agarre antes de cruzarme de brazos—.
Claramente me sentía agotada pero quedarme aquí era lo mínimo que podía hacer por Tom.
Sentía que se lo debía.
Yo era la responsable de que esté hospitalizado y gracias al cielo está bien, porque no se que haría si el accidente hubiese sido peor.
No me lo perdonaría nunca.
