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Narra Tom

Saqué mi celular del bolsillo revisando la hora llevándome la sorpresa de que eran casi las cuatro de la mañana y yo seguía metido en este maldito bar.

Debí haberme ido junto con Kim hace varias horas atrás pero en su lugar me quise quedar dejando que se fuera ella sola ya que parecía molesta desde que llegamos por una razón en específico.

Olivia.

Me había costado mucho convencerla de que me acompañara esta noche porque sabía que no le agradaba para nada la idea de tener que verla.

Desde que se enteró que ella sería mi jefa así como lo fue su madre, empezó a comportarse de una forma muy celosa porque obviamente sabe lo que tuvimos ella y yo en el pasado, a pesar que le expliqué mil veces que ya quedó atrás.

Y estando aquí con ella no fue la excepción, se veía realmente hermosa esta noche, no podía dejar de verla ni un segundo por más que me quise hacer el idiota, la vi bailar toda la noche y no puedo negar que estuve a punto de acercarme muchas veces pero sabía que no era lo correcto.

Caminé hacia la barra para pedir un último trago antes de irme a casa, sinceramente ya me sentía cansado y mañana debía ir a la agencia muy temprano, bueno más bien hoy porque ya era de madrugada. Me senté a la par que hablaba con el chico de las bebidas y esperé a que me la entregara mientras veía mi celular.

Levanté la vista tomando el vaso encontrándome con Olivia, estaba sentada casi al otro extremo de la barra sujetando su celular con lo que parecía discutir, mientras volteaba a todas partes.

No se veía nada bien.

Me obligué a mirar hacia otro lado fingiendo que no la había visto mientas terminaba con mi bebida, a final de cuentas ella no tenía idea de que estaba sentado en la barra también.

No vayas Tom.

Déjala en paz.

Me levanté del asiento dirigiéndome a la salida luego de varios minutos de estar pensando en que hacer, solo bastó con que diera un par de pasos más para ver como Olivia se arrastraba literalmente en el suelo siendo ignorada por todo mundo.

— Joder —Dije apresurándome hacia ella moviendo del camino a las personas que me impedían pasar— ¡Quítense! —.

Rápido me agaché tomándola por los brazos para levantarla pero estaba completamente suelta sin fuerza.

— ¡Maldición Olivia! —Bufé pasando mis brazos por debajo de sus axilas para poder levantarla más fácil, tenía la parte de atrás de su vestido corrido hacia arriba dejando ver casi todo el trasero así que bajé la tela de este cubriéndola lo más que pude— ¿Qué tomaste? —.

Volteó a verme sonriente y de inmediato me di cuenta que estaba perdida, tan solo verla unos segundos bastaban para entender que no podía valerse por sí misma y menos podía regresar a casa.

— Lindo Tom —Dijo poniendo sus manos en cada lado de mi rostro sonriendo forzadamente, su mirada reflejaba pura tristeza, me quebraba verla así tan vulnerable y tan tímida luego de parecer una diosa en la pista de baile hace unos momentos, como si fuera una persona completamente diferente—.

Por más que quisiera negarlo, tenerla así de cerca después de tanto me hacía retroceder en el tiempo a cuando estábamos juntos, Dios sabe cuántas noches la extrañe en mi habitación, llorando cada que su nombre aparecía en la pantalla de mi celular, obligándome con todas mis fuerzas a no contestar.

Tardé mucho en superar la realidad de las cosas, acepté el hecho de que no estaríamos juntos pero por más que quise olvidarla jamás pude hacerlo, a pesar de que ya estaba con Kim yo seguía pensando en ella cada que me iba a la cama.

𝒟𝒶𝒹𝒹𝓎  {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora