Sofía
Escucho mucho ruido fuera de la habitación y en los terrenos de la casa, me he asomado por la ventana y he visto a todos los guardias de seguridad moviéndose de un lado a otro. No sé qué habrá pasado, pero parece ser algo grave. Abro la puerta de la habitación y bajo a la sala, no hay nadie. Uno de los guardias de seguridad pasa corriendo por el jardín cerca la puerta corredera. Mi pulso empieza a acelerarse, oigo a mi esposo ladrando órdenes en la parte delantera de la casa, parece muy enfadado. Alguien me sujeta por detrás a la altura de los hombros, doy un grito por el susto.
—Debe volver a su habitación, señora— me dice uno de los hombres de mi esposo.
—No vuelvas a tocar a mi mujer.
Mi esposo lo empuja para atrás.
—Lo siento señor, sólo quería avisar a la señora para que volviera a su habitación.
—¡No la tienes que tocar!— le grita— Lárgate de la casa, no tienes permiso para entrar aquí.
Me sujeto a la cintura de Mario, su brazo me rodea por los hombros mientras observa al hombre salir de la casa.
—¿Te ha tocado en algún sitio más?— me pregunta.
—No. Mario, ¿qué está pasando?
—Ve a nuestra habitación, iré enseguida, por ningún motivo salgas de ahí.
Mi esposo me besa en la mejilla.
—Ve, por favor, os necesito a salvo a ti y a nuestro bebé.
Asiento con la cabeza.
—¿Vas a venir conmigo?— le pregunto.
—Sí, me ocupo de unos asuntos aquí abajo y enseguida voy.
Camino rápido de vuelta a la habitación, me encierro bajo llave una vez que estoy dentro. Algo dentro de mí me dice que corra las cortinas, mis manos tiemblan y no sé por qué. Camino hacia atrás mirando hacia la puerta. Una mano me tapa la boca, intento gritar, pero el sonido es amortiguado por la mano del extraño.
—Shh— susurra en mi oído— Te he echado de menos, mi amor.
Mis ojos se abren, golpeo a Luis con mis manos en sus piernas.
—Quédate quieta, maldita sea— gruñe— He venido a por ti, mi amor, voy a salvarte de ese cabrón que te obligó a casarte con él.
Niego con la cabeza, Luis hunde su nariz entre mi cuello y mi pelo.
—Hueles a él— espeta— Voy a arrancarte su olor de tu cuerpo.
Las lágrimas pican en mis ojos, intento quitarme las manos de Luis de la boca para poder gritar, pero él aprieta más.
—Tenemos que irnos ya, hay mucho movimiento en la casa. Tanto tiempo esperando esta oportunidad y hoy ha sido mi día de suerte, por fin estaremos juntos de nuevo, mi amor.
Siento un pinchazo en mi cuello, mi vista empieza a oscurecerse y mis piernas flaquean. La mano de Luis cae de mi boca para sostenerme.
—Mario— murmuro.
Un ruido fuerte me retumba en la cabeza, siento una punzada muy fuerte, gimo de dolor. No soy capaz de abrir los ojos, me pesan mucho los párpados. Siento la garganta seca, me raspa y me cuesta respirar. El ruido se detiene, escucho voces acercarse a mí. Me tapo la cara con las manos cuando la luz me golpea directamente, alguien me toma en brazos. Los murmullos se hacen más fuertes, puedo distinguir la voz de Luis, es entonces cuando recuerdo que él entró en mi habitación y me pinchó algo en el cuello.
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EL REY #1 [Disponible en físico]
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