SIETE

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Mario

Tadeo aprieta mi hombro con su mano, Sofía está preciosa vestida de novia, Sandra eligió el vestido adecuado para mi mujer. Sencillo y sexy, sin mangas, completamente liso y ajustado a su cuerpo, es elegante al mismo tiempo. Hugo me entrega a mi mujer.

—Cuídala jefe— me dice con una media sonrisa.

—Eso está hecho.

Levanto el velo que le cubre la cara, su maquillaje es como le pedí a mi hermana, muy suave. Sofía no necesita nada de esto, ella es hermosa de forma natural.

—Estás preciosa.

Ella sonríe nerviosa. Mira hacia atrás buscando a su madre, Mariela está sentada en la primera fila de sillas con James y Carmen custodiándola. Mariela asiente a su hija con una sonrisa.

—¿Lista?— le pregunto.

Sus atención vuelve a mí.

—Sí— contesta jadeando.

Está muy nerviosa, su pecho se mueve con rapidez por su respiración agitada, tiene un leve temblor en las manos. Las tomo entre las mías.

—Comience padre— le digo al cura sin mirarlo.

No puedo apartar mis ojos de Sofía, está tan hermosa. Ella mira hacia otros lados, luego a mí y vuelve a desviar la mirada. La tomo con mis dedos por la barbilla obligándola a mirarme.

—Tranquila.

Suelta una bocanada de aire, me toma con fuerza mi mano con las suyas. Acaricio su mejilla con mi pulgar.

—Padre, vaya al grano— exijo.

—Mario Reyes, ¿acepta a Sofía Mendoza como esposa en la salud, en la enfermedad, en la riqueza...?

—Sí— lo interrumpo.

—Sofía Mendoza, ¿aceptas a Mario Reyes como esposo en la salud, en la enfermedad, en la riqueza, en la pobreza, hasta que la muerte os separe?

Sofía abre y cierra la boca varias veces, las lágrimas se agolpan en sus ojos.

—Sí— dice en suave susurro.

—Por el poder que me ha sido otorgado, yo los declaro marido y mujer— el cura me mira— Puedes besar a la novia.

Antes de que haya terminado su frase, ya estoy besando a Sofía. Me separo de ella cuando siento la humedad de sus ojos. Sofía sale corriendo al interior de la casa, voy tras ella, la encuentro sentada en la escalera echa un ovillo, me agacho frente a ella. Las lágrimas no dejan de rodar por su hermoso rostro.

—¿Qué pasa?

—No lo sé, me siento mal— llora.

—¿Es por la boda?

Se encoge de hombros. Es la primera vez que la veo llorar y no me gusta nada.

Mami, esto solo era un trámite, tú ya eras mi esposa, lo fuiste desde el primer momento en que te vi saliendo del barco de Reynaldo.

Sus ojos me miran con desconfianza, puedo entenderlo, ella no me conoce. Tomo sus manos entre las mías.

—Sofía, voy a ganarme tu confianza— le doy un beso en las manos.

—Me sigues cayendo mal, pelado.

Una sonrisa se dibuja en mi cara.

—Vamos a la fiesta de nuestra boda— le digo— Tu madre se ha quedado preocupada.

La ayudo a levantarse del escalón, rodeo su cintura con mi brazo y le doy un beso en la mejilla. Luego la llevo de vuelta al jardín, la dejo ir con su madre. Mi hermano me ofrece un trago de whisky.

EL REY #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora