Mario
Doy otro trago a la botella de whisky y lanzo el cuchillo hacia la ruleta donde tengo a mi otro jefe de seguridad atado, me rio como un imbécil cuando impacta en su hombro, el hombre que se suponía que estaba vigilando a mi mujer. Han pasado cuatro meses desde que se la llevó El Perro, no he dejado de beber desde entonces. Cuando fui a la habitación y no estaba allí, ni en ningún lado de la casa, me volví totalmente loco. Y cuando revisé las cámaras de seguridad y vi quién se la había llevado, destruí todo a mi paso. Mi habitación quedó en ruinas, ni un sólo mueble se salvó de mi ira. Tampoco mis hombres, maté a varios de ellos, los que fallaron y permitieron entrar al Perro en mi casa, se suponía que ellos tenían que vigilar, informar de cualquier movimiento sospechoso, pero ese maldito entró como quiso, se la llevó sin que nadie se diera cuenta, la arrebató de mi lado. Mi esposa ya no está conmigo, ella y nuestro bebé están muertos, recibí el vídeo donde el Perro le disparaba a sangre fría. Nadie se volvió a poner en contacto conmigo para recuperar su cuerpo. Vuelvo a lanzar otro cuchillo, esta vez le impacta en el muslo. Doy otro trago más, pronto se me acabará esta botella también.
—No consigues nada tomando sin control— me dice mi hermano— Vas a terminar matándote.
—No se puede matar lo que ya está muerto.
Mi hermano niega con la cabeza.
—Mario, llevas cuatro meses bebiendo sin parar, no has pasado por casa. Sandra te echa de menos, Mariela está preocupada por ti, no ves a nuestra familia desde hace cinco meses.
—¿Quieres que vea a Mariela?— me rio— No puedo hacerlo, no cuando sólo veré lo que he perdido, lo que me han robado.
—Sofía va a volver.
Lanzo la botella de whisky contra la pared, estalla en mil pedazos.
—¡Está muerta!— grito— ¡Mi mujer ya no está en este mundo!
—Encontraremos su cuerpo, Bastian y Gabriel la están buscando sin descanso.
—No han encontrado nada en cinco meses, ¿eres tan jodidamente imbécil como para creer que encontrarán algo?
Mi hermano agacha la cabeza.
—Siento mucho haberte molestado— dice levantándose de la silla.
—Tadeo...
—No, no importa, nos vemos mañana, hermano.
Respiro hondo, no dejo de cagarla.
—Y por si te interesa— me dice deteniéndose bajo el umbral de la puerta— La operación de Mariela ha salido bien, James dice que volverá a casa en unos días. Ella y su madre se están recuperando del trasplante.
Tadeo cierra la puerta tras de sí. Hoy operaban a mi suegra y no he estado ahí para apoyarla, Sofía estaría tan decepcionada conmigo. Una lágrima cae por mi mejilla, estoy decepcionado la memoria de mi mujer, si estuviera aquí ya me habría capado con las tijeras del jardinero, como dijo que haría.
—Sofía, amor mío, vuelve conmigo, te necesito— sollozo.
Nunca he llorado, ni siquiera cuando era pequeño. Pero perder a mi esposa y a mi hijo me ha destrozado por dentro, ya no hay nada en mi interior, el corazón que una vez latía por mi mujer ha muerto, ahora sólo hay oscuridad. Ni siquiera mi bestia está viva, murió junto a ella, junto a la razón de su existencia, mi Sofía, mi salvaje, mi fiera.
—¡Tu maldita culpa!— le grito al cabrón que tengo atado— Tu dejaste que se la llevaran, no la vigilaste.
Niega con la cabeza, tengo su boca amordazada, lo hice cuando no dejaba de llorar y gritar como un puto niño. Me levanto de mi silla y me acerco a él, saco uno de los cuchillos que tenía clavado en su asqueroso cuerpo.
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EL REY #1 [Disponible en físico]
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