VEINTIOCHO

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Sofía

Sigue lloviendo mucho ahí fuera, mi esposo se fue esta mañana temprano con Marcial y sus hijos para trabajar en los campos. Pego a mi hija más a mi cuerpo, seguimos acostadas en la cama. Un relámpago suena muy fuerte, me abrazo más a mi bebé, nunca he visto una tormenta así de fuerte. Mi bebé me mira con los ojos muy abiertos, lleva así desde que su padre se fue, anoche durmió entre los dos en nuestra cama. Acaricio su mejilla con mi dedo índice.

—¿Echas de menos a papá? Yo también, Luna, pronto estará aquí con nosotras, tenía que solucionar algunas cosas en las tierras.

Le doy un beso en la frente.

—Cuando escampe iremos las dos a dar un pequeño paseo, ¿de acuerdo mi amor?

Mi bebé sonríe como si entendiera lo que le estoy diciendo. Unos suaves golpes suena en la puerta.

—Sofía, soy Hugo, ¿quieres el desayuno?

Frunzo el ceño confundida, me levanto de la cama y me pongo la camisa de mi esposo para cubrirme. Abro la puerta de la habitación.

—¿El desayuno?— pregunto— Pensé que estarías con mi esposo.

Hugo sonríe dulcemente.

—Mario me ha ordenado que me quede a tu lado y el de Luna cuando él no esté.

Apoyo la cabeza en la puerta.

—Me dijo que te proveyera de todo lo que necesitaras— me dice— Como no has salido a desayunar he pensado que querrías hacerlo en tu habitación.

—Gracias, Hugo, me encantaría desayunar aquí.

—¿La princesa necesita algo?

—Sí, ya es su hora de comer.

—Dame el biberón, yo calentaré la leche y te la traeré con tu desayuno.

Me acerco al bolso de mi hija para coger el biberón y el bote de leche de fórmula. Echo dentro del biberón la leche en polvo, luego se lo entrego a Hugo.

—Hasta la mitad de agua— le digo.

—Entendido, jefa.

Lo golpeo suavemente en el brazo.

—No me llames así, bobo— le digo riéndome.

Él también se ríe. Cierro la puerta con seguro cuando Hugo se marcha. Vuelvo a la cama con mi niña, empiezo a escuchar algo vibrar. Miro por todos lados buscando qué es lo que vibra sin cesar hasta que veo mi móvil encima de la mesita de noche del lado de mi esposo.

—¿Y tú cómo has llegado allí?— pregunto confundida.

Gateo en la cama para llegar a él, sonrío cuando veo quién me llama.

—Hola.

—¿Ya están mis preciosas mujeres despiertas?

Miro a mi niña por encima de mi hombro.

—Luna está muy despierta— le digo.

—Espera.

La llamada se silencia, me salta una notificación de videollamada, la acepto de inmediato. El rostro de mi esposo aparece en la pantalla, lleva un sombrero de vaquero puesto, está tan guapo.

Muéstrame a mi princesa— me dice.

Le doy la vuelta a la cámara y apunto hacia a mi hija.

—Luna, princesa, soy papá.

Ella sonríe, sus encías desdentadas son tan tiernas.

—Mi amor, estoy deseando ir con vosotras, os echo de menos— dice mi esposo.

EL REY #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora