VEINTIDÓS

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Sofía

Me tapo los oídos como puedo, las náuseas me están matando, odio escuchar a esos dos enfermos copulando como monos en celo, lo hacen delante de mí en la habitación en la que me tienen retenida. ¿La razón? No la he descubierto aún, quizás lo hagan para molestarme, no lo sé. Una contracción me atraviesa de nuevo, llevo horas así. Mi bebé ya quiere venir al mundo, no puedo tenerlo aquí, lejos de su padre, lejos de nuestro hogar. Ahora sé dónde estoy, ahora sé que me trajeron a Venezuela después de secuestrarme, me han tenido aquí ocho meses o poco más. Han pasado muchos meses desde que fingieron matarme y grabarlo en vídeo para enviárselo a Mario, lloré tanto ese día, me dispararon de verdad, pero no morí. El Perro sabía dónde disparar para que no me desangrara, me habían puesto un sedante antes de comenzar a grabar para que me desmayara en mitad del vídeo. Son unos malditos enfermos, ojalá mi esposo los encuentre y los haga sufrir. Gimo en voz baja por el dolor de las contracciones, no voy a poder aguantar mucho más en silencio. Tengo que salir de aquí como sea, ni Nadia ni Luis pueden poner una mano encima de mi bebé, no tendré fuerzas para defenderlo después del parto. Se me escapa un fuerte grito, Nadia y Luis me miran, él sale del interior de ella, es simplemente asqueroso.

—Creo que ha llegado la hora— dice él.

—Por fin vamos a conseguir al hijo de El Rey— dice ella sonriendo.

Luis le da un beso en los labios, observo con asco sus estúpidas caras marcadas por mí, nunca me detuve, los arañé y los mordí hasta que se dieron cuenta de que no me tocarían.

—Seremos libres, amor— le dice a Nadia— Nos iremos lejos con el dinero que consigamos con el rescate del mocoso.

Nadia aplaude emocionada.

—Enfermos hijos de puta— murmuro.

—Es una pena que ahora sí vayas a morir— me dice Nadia— Te dejaremos desangrarte mientras nos llevamos a tu mocoso lejos de aquí.

—No vais a tocar a mi bebé— gruño.

Otro grito me atraviesa el pecho, Luis me tumba en la cama, se pone entre mis piernas y las abre.

—¡Déjame en paz!— le grito.

—Nadia sujeta sus piernas— le ordena.

Ella hace lo que él le dice, me impide patalear para liberarme de ellos.

—¡Enfermos!— grito llorando— ¡No toquéis a mi bebé! ¡Mario!

—Sigue llamando a ese asesino, Sofía, no va a encontrarte, ya lo hemos hablado.

—¡Mario amor mío!— lloro.

—Tarde o temprano vas a tener que empujar— me dice Nadia— Ya puedo ver la cabeza del mocoso.

Niego con la cabeza, mi bebé no puede nacer aquí con ellos. Luis se pone de rodillas entre mis piernas, me aprieta el vientre con sus manos, doy un fuerte grito de dolor.

—Empuja— me ordena.

—¡Duele maldito cabrón!— lloro.

El sudor y las lágrimas caen por mi cara, creo que voy a desmayarme en cualquier momento, me duele todo el cuerpo.

—Vas a matar a tu hijo— me dice Luis— Empuja o morirá.

Mi llanto se acrecienta, si empujo y mi bebé nace, se lo entregarán a su padre, vivirá una buena vida, aunque yo no esté en ella. Si no lo hago moriremos los dos, no puedo permitir eso. Empiezo a empujar con todas mis fuerzas, no tardo mucho en sentirme liberada. Una pequeña figura llena de sangre yace en los brazos de Luis, mi bebé llora desconsolado.

EL REY #1 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora