Era un sentimiento sumamente diferente a todos los que había sentido en todo lo largo de mi vida. Era delicado y tierno que me hacía querer ponerme a llorar. Jae seguía dormido entre mis brazos, tomando su siesta. La calma de sus respiraciones y el pucherito de sus labios me tenían hecha un manojo de "sentimentalismo barato", aquella ligera armadura que creé en el ejército ni siquiera existía de entre mis antecedentes con tan sólo mirar su carita. Las represalias de haber sido tomada por su madre –a través de la pesadilla–, provocaron que ahora fuera mucho más fuerte la necesidad proteger al niño como mío, la conexión con él se sentía nata debido a la sensaciones transmitidas por su madre y más allá de odiarlo, estaba amando esa sensación.
Afortunadamente para mí, Jae me había aceptado con demasiada facilidad. Llevarnos bien y jugar en todo momento, se había vuelto mi nuevo pasatiempo favorito en un par de días. El problema dentro de todo esto, es que los familiares de Jae prometieron venir en un par de meses por él y ahora no quiero que se lo lleven de mi lado. Me plateé la idea de hablar personalmente con ellos, pero Seungmin se interpuso y ahora no tenía de otra más que aprovechar del pequeño hasta que deba irse de mi lado.
—Serías una buena madre.
Me giré sobre mis talones. Soojin estaba sonriéndome, acariciando la cabecita de Jae. Por lo que había podido entender, Jae vio a Soojin como una hermana mayor desde el momento que llegó a la institución.
—¿Eso crees?
—¡Por supuesto! —sonrió—. Tienes todas las cualidades para serlo, además, tu sola presencia transmite seguridad, es obvio que cualquier niño estaría encantado de que fueras su madre.
Volví a sonreírle agradecida, pero no entusiasmada. Volví a dejar los ojos encima del niño entre mis brazos, tratando de alejar la tensión que me golpeó de un momento a otro. Definitivamente no quería ahogarme en el vaso, pero me estaba siendo complicado.
—_____ ya tenemos que irnos.
La voz armoniosa de Seungmin me supuso un enorme alivio. Minnie se acercó, colocándose a mi costado para terminar mirando al pequeño. Este le sonrió y como todos, también acarició su cabecita. Soojin y él se saludaron y seguidamente deposité a Jae sobre los brazos de la castaña.
—Vendré pasado mañana —avisé.
—Ok, seguiré cuidando muy bien de él.
—Gracias.
Minnie y yo nos despedimos de Soojin y comenzamos nuestro camino hasta el auto. Sentí la mano de Seungmin tomándome el antebrazo para enganchar mi brazo con el suyo, haciéndonos andar a la par.
—¿Estás bien? —inquirió.
—Sí, lo estoy, Jae es un niño increíble —le sonreí.
—Odio ser la maldita bruja mala de tu cuento, pero _____, en serio, no te acostumbres a Jae... Ni siquiera se lo has contado a Yeonjun, ¿o me equivoco?
—No, no le he dicho y por nada del mundo debe saberlo.
—Lo sé, no te preocupes por ello. Tan sólo, mantén tu distancia con el niño.
Detuve mis pasos, haciéndolo detenerse también. Seungmin se giró para mirarme, dejándome ver qué sus cejas se fruncieron suavemente, y el silencio nos cobijó bajo el leve brillo del sol.
—Hazlo —alentó—. Llora si quieres hacerlo, no me voy a apartar de tu lado.
Con aquello dicho, me solté de su agarre y en cambio me lancé hacia él, abrazándole por el cuello y escondiéndome en el mismo como si fuera una bebé. Debería ser malditamente masoquista para pretender que todo estaba bajo control cuando definitivamente no lo estaba.
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MR. SUNSHINE || LEE FELIX
ספרות חובביםLa Luna ha caído en una maldición y si no hacen algo, terminará muriendo junto a su brillo y magia. El Sol no puede permitirse perder al amor de su vida. La descendiente de ambos sigue en la tierra, así que el Sol envía a sus hijos para que estos...