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El viento me golpeó el rostro. Respiré hondo unas cinco veces y acaricié con calma la zona abajo de mis clavículas. Rápidamente se había vuelto mi método personal para calmar mi naciente ansiedad. Todavía se sentía extraño y se volvió más raro ahora que conocía el origen de esta situación.

La gente caminaba completamente ajena a mi presencia. Las risas de los pequeños resonaron en lo largo del jardín central. Se estaba celebrando un evento familiar, organizado por el gobernador como agradecimiento a los habitantes que votaron por él. Hasta el momento no se fue reportada la intervención de nudistas protestantes o alborotadores agresivos, así que el día había estado siendo tranquilo.

Mi vista enfocó al costado del escenario. Ahí se encontraba mi adorado jefe, haciendo guardia en compañía del comandante Seo, mientras hablaban cómodamente. Al costado izquierdo de la zona, se encontraba Hyunjin. Me mordí la lengua y tuve que aguantarme la risa cuando lo vi sonriéndole incómodamente a una mujer mayor que seguramente estaba dándole su dosis diaria de halagos. Minho; por otro lado, se encontraba ausente porque él estaba en la cabina de las cámaras de seguridad, así que el resto del parque era vigilado por el cuerpo de policía de la cuidad.

Un par de toques en mi hombro me hicieron girar la mirada. Frente a mí se encontraba Jun, con un par de lentes extravagantes -por parte del evento-, su sonrisa brillaba, pero al par de segundos su gesto se relajó, convirtiéndose en uno curioso.

-Amor... ¿Qué ocurrió con tus ojos?

Oh, aquí vamos de nuevo.

-Sólo es una infección.

Sus cejas se arrugaron de manera agresiva. Llevó los lentes a su coronilla y me tomó de las mejillas para analizar mejor mis iris sin vida.

-¿Una infección?

-Sí -respondí, retirando sus manos-. Es una capa infecciosa, el médico dijo que debía hacerme una pequeña cirugía, pero no es nada del otro mundo, así que no te preocupes.

Su rostro no cambió mucho, pero agradecí en mi interior que no haya seguido. Aunque no le estaba mintiendo del todo, la verdad es que la tía me llevó a un oftalmólogo, el buen hombre también se sorprendió por la pérdida de mi color. El estudio que me hizo terminó arrojando la presencia de una bacteria que me estaba provocando una ligera ceguera, así que para eliminarlo y prevenirlo me citó a una cirugía de rutina. Sólo por ello, mi consciencia seguía limpia.

-Eres hermosa.

Me sorprendió escucharlo. Me sentí tímida y la sonrisa se apareció en mi rostro sin aviso alguno. Yeonjun me regresó el gesto, dejando luego un beso pequeño sobre mis labios.

Mi corazón se volvió loco. Entonces entendí que mi conexión con Felix no me había provocado cambios interesantes. Aún reaccionaba de manera enamoradiza ante la presencia de Jun y mi estómago revoloteó con su toque.

-Estamos en el parque -señalé.

-Lo siento, no te vi en muchos días y realmente te extrañé mucho.

-¿Cenamos después de mi turno?

Sonrió de lado, asintiendo despacio. Llevó la mirada al frente y rápidamente volvió a robarme un beso.

-Tu jefe se distrajo -defendió-. Estaré dando vueltas por ahí hasta que te desocupes.

-De acuerdo.

Jun colocó de nuevo los lentes en su lugar. Sonrió brillante y se detuvo un instante antes de partir.

-Te amo -mencionó.

-Yo también.

Lo vi darse vuelta. Me giré de nuevo cuando estuvo lejano y fuera de mi vista, buscando continuar con mi trabajo. Mas pronto el sentimiento de calma absoluta me abrazó cuando vi a cierto pecoso acercándose. Felix me saludó con la mano, mientras venía a mí. A su lado estaba Seungmin, con la cara de cachorro mal encarado. Aún seguía molesto porque Lix le rogó para que pudieran asistir al parque y se vio obligado a aceptar y olvidarse por completo de su lectura diaria.

MR. SUNSHINE || LEE FELIX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora