Ninguna despedida es bonita. Eso todos lo sabemos. Tres años han pasado y Felix, Jeongin y Jisung no volvieron a aparecer por mi puerta, una vez dijeron adiós. Al final, la maldición de la luna sí se rompió y aunque tuvimos que vivir desastres naturales fuertes, con el paso tiempo, todo el mundo pudo volver a recuperarse.
No puedo mentir, a veces me ganaba la envidia y pensaba en que quizás habría sido mejor si yo hubiera salvado al mundo. Pero, por el otro lado, me sentía bien estando en mi mundo, sin tener que forzar más mi energía como en el pasado. Eran muchos pensamientos catastróficos al final del día.
Ante la partida de mi pecoso y mis hermanos, mi vida dio un nuevo giro y ahora todo volvía a ser como antes. Bueno, casi igual que antes. Mi percepción de energías aún era afinada. Podía ver a los fantasmas y sentirlos, sin embargo y gracias a los consejos de la tía Sun, ahora podía ignorarlos con mayor facilidad. Así pues, tenía mi magia y mi cuerpo intactos.
Estos tres años habían sido suficientes para muchos sucesos. El comandante en jefe finalmente vino a verme al parque. Me habló del nuevo departamento de defensa y me invitó a unirme a ellos. Ni siquiera tuve que pensarlo dos veces para aceptarlo. Mis sueños se estaban cumpliendo y finalmente me sentía más libre de aquel vacío que había quedado ante la ausencia del pecoso. No obstante, mis padres lo tomaron de la peor manera. Que su hija se fuera de su vida "permanentemente" les ocasionó una crisis que casi los llevó a cometer secuestro, pero no lo hicieron porque fue mi querido Minho quién les calmó y les lavó los cerebros para poder dejarme volar.
Minnie y yo volvimos a acercarnos a la casa hogar donde Jae estuvo por un tiempo, pude contactar al pequeño y despedirme de él, haciéndolo prometerme que sería un buen niño y adulto responsable. Pude quedarme tranquila porque sus familiares eran amables y el pequeño pudo acoplarse a ellos tan amenamente. Él era feliz y aunque mi capricho era grande, tuve que aprender a despedirme de lo que no me pertenecía. Aún así, con ayuda de Soojin, Minnie y yo pudimos hacer un trato con la directora de la casa hogar y una vez cada quincena, llevaríamos juguetes o despensa. Si bien no iba a poder tener hijos, al menos ahora podía darles un poco de ese amor materno a esos chiquillos, y estaba bien con ello.
Habían sido días y meses llenos de armonía y paz, mi única queja fue el hecho de que Yeonjun me invitara a su boda. Mi amor por Felix era enorme, pero el amor que había tenido por Yeonjun era el primero en mi vida. Verlo caminar de la mano con una chica y cumplir aquella fantasía que algún día tuvo conmigo, me conmocionó. Mas nuevamente tuve que saber decir adiós a una parte importante mía.
Por un momento parecía que todo mundo estaba feliz, excepto por mí. Gracias al cielo, mi intento de depresión terminó cuando el comandante en jefe vino por mí y me llevó al campo de combate. Mis días de pronto se volvieron agitados. Entrenamiento, trabajo de oficina, deber en el campo. La adrenalina era magnífica todos los días. Pude desempeñarme correctamente e incluso me permití hacer un minúsculo uso de mis habilidades curativas con mis compañeros. Estaba feliz viviendo aquel sueño que tanto había tenido.
Pero no todo era miel sobre hojuelas.
—Oye, ¿No te parece que has desperdiciado muchas hojas?
Me giré sobre mi lugar, notando las cejas arrugadas de mi compañera, Somi. Se acercó hasta mi lugar, ofreciendo un poco de sus palomitas. Me negué y ella torció los labios, sentándose a mi lado y mirando la hoja que ahora tenía enfrente mío.
—Estoy tan decepcionada porque escribes cartas tan hermosas y ese condenado Felix nunca te responde —resopló—. Es un hijo de p...
—Somi —le interrumpí—. No lo maldigas mientras no está aquí.
—¡Pero nunca está! ¡Ni siquiera te llama! Es como si no existiera, el maldito.
Le sonreí a la rubia, sintiendo que mis labios temblaban. Era difícil pretender que Felix existía, pretender que era un chico común y corriente que me enamoró en mi etapa de civil. Era difícil porque la única realidad de todo es que yo no lo había podido superar. Aún tenía la esperanza tan viva de poder verlo nuevamente, todavía esperaba poder verlo en vacaciones, o siquiera que me respondiera alguna de mis cartas.
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MR. SUNSHINE || LEE FELIX
FanfictionLa Luna ha caído en una maldición y si no hacen algo, terminará muriendo junto a su brillo y magia. El Sol no puede permitirse perder al amor de su vida. La descendiente de ambos sigue en la tierra, así que el Sol envía a sus hijos para que estos...